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miércoles, 30 de septiembre de 2009

El meollo de la cuestión

Analizando las necesidades de nuestro pueblo, dentro del ámbito del diagnóstico y las propuestas, surgen temas que se merecen soluciones precisas.

Al estudiar dentro del ámbito de la Ingeniería, en la facultad nos enseñan para poder calcular y dimensionar estructuras, el comportamiento molecular de los materiales; Esto significa que si sabemos cómo se comporta la parte mínima del elemento, entonces sabremos con certeza la conducta del elemento en su totalidad. Esto me conduce a pensar que para dar soluciones verdaderas debemos ir al corazón de aquello a lo que estamos buscando respuesta.

Básicamente, debemos prestar mucha atención en el modo en que estamos presentando soluciones a las necesidades sociales que se presentan en nuestro pueblo.

Hablando con personas amigas hemos entablado serios debates con respecto al tema del aborto y ninguno de ellos presentaban “mala intención”, sino que expresaban lo mejor de sí. Ocurre que muchas veces miramos solo un aspecto del problema y nos cuesta muchísimo ver más allá de las cosas que se muestran, debemos colocarnos anteojos para ver la realidad más en su conjunto y hacernos ayudar por otros para así poder tener más luz en nuestros análisis y diagnósticos.

Somos humanos y queremos ser auténticos; queremos ser modernos, progresistas, “estar en la actualidad”. Queremos abandonar nuestras tradiciones con el fin de la novedad, aunque muchas veces no conocemos la historia y adoptamos como novedad modalidades muchísimo más viejas que aquellas que queremos desterrar.

El ateísmo es más antiguo que Cristo. El Rey Herodes ha matado muchos niños, “él tenía sus razones”; en Atenas y en algunos de esos lugares a los niños que nacían defectuosos los mataban, “ellos tenían sus razones”. ¿Queremos ser auténticos? ¿Queremos la novedad? Se supone que estas cosas hoy deberían haberse superado.

Estamos inmerso dentro del ámbito político y social en un país que desea y necesita evolución, pero las cosas, al igual que en la Ingeniería, deben ser estudiadas desde el corazón para así poder dar respuestas verdaderas.

El Hombre, según las viejas ideologías, es solo un animal que tiene mayores facultades que los otros; pero según “la novedad” que solo tiene veintiún siglos, es un ser trascendente con posibilidades de ser cada vez más. Esta es la que se considera “vieja cultura” de nuestro pueblo entonces respondemos a las necesidades humanas del mismo modo que respondemos a las necesidades de nuestras mascotas.

Estas cosas dan como respuestas distintos grados de desentendimiento en nuestros diálogos y posturas personales frente a un mismo hecho.

Así también nos ocurre dentro del mundo político: Se lucha por el Poder Individual, total al pueblo ¿a quién le importa, si tan solo son animales?

No se lucha por el "Poder" Atender Sus Verdaderas Necesidades. Entonces hoy nos vemos mezclados en verdaderos problemas de imagen y liderazgos. ¿Qué hacemos para ganar? ¿Qué espejismo le vendemos a nuestro pueblo? ¡Llamémonos Z! ¡Esta es la clave del engaño!

¿Dónde están los Partidos Políticos Doctrinarios? ¿En la firmeza de sus doctrinas o en la debilidad de su ignorancia?

El ser humano necesita soluciones humanas, necesitamos doctrinas humanas que tengan que ver con el corazón, con la responsabilidad, el respeto, con el reconocimiento del hombre como “ser humano”. Necesitamos privilegiar a los niños, pero como personas y no como animales; Necesitamos dignificar a la mujer, como ser humano y no como un objeto de consumo; Necesitamos acompañar la vida en crecimiento y desarrollo de nuestros jóvenes, como seres humanos y no amputarle su bellísima juventud (aborto juvenil) y transformarlos en jóvenes viejos y sementales ignorantes que la única ciencia que para ellos se les propone es “El arte de la genitalidad sin riesgos de embarazo”.

Hoy vivimos desafíos muy grandes dentro del ámbito humano, debemos dar respuestas de vida, de vida plena. Pero esto no es fácil. Es más fácil quitar la vida que hacerse cargo de ella. Es más fácil hacer demagogia que ocuparse de los verdaderos problemas de nuestra gente. Es más fácil transformar nuestras escuelas en “guarderías de adolescentes” que hacer verdaderos lugares de formación y aprendizaje.

Es mucho más fácil ser asistente social en las bancas legislativas que verdaderos Diputados, si total hoy no se necesita tener estudio, y si se lo tiene no importa. Quien más bolsitas de mercaderías posee tiene más posibilidades de conducir los destinos de nuestro pueblo. En algunas épocas esta condición era diferente, pero acaso ¿debemos modernizarnos? ¿Dónde está la novedad? ¿Queremos evolucionar como seres humanos, o solo nos conformamos con una propia animalidad de oferta enredados en la vorágine de lo inmediato?

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