Una reliquia. Esta carta de Julio Bárbaro fue publicada unos años atrás en respuesta a una nota de Cafiero, aunque vale la pena leerla hoy y todos los días como respuesta a muchos interrogantes de todos los argentinos y especialmente de los peronistas…
"Sostengo que una fuerza política que abarcó desde Menem a Kirchner sin elaborar ni criticas ni mea culpas, esta carente de futuro".
Por Julio Bárbaro
Agradezco que Antonio Cafiero se enoje, muestra que le interesa el tema, la mayoría de los involucrados prefieren jugar al distraído.
Aclaro que fui diputado con Perón, y no funcionario de Isabel. Fracturamos el bloque, le hicimos juicio político a López Rega, terminamos enfrentados al gobierno.Ya el General fue claro cuando puso "argentino" en lugar de "peronista".
Fui diputado en el 83, de los que apoyo el acuerdo con el Beagle, concluí en el 85.
Asumí en Cultura con Menem, no llegue a estar ni dos años, soy de los que no suelen hacer silencio para mantener un cargo.
Asumí en COMFER con Kirchner, y también me fui distanciando de él por diferencias en su manera de pensar y conducir.
Nunca concurrí a un acto de la actual Presidenta, con quien en otras épocas supimos integrar un pequeño grupo para soñar una sociedad mejor.
Nadie ignora que del pensamiento y el accionar de Perón queda mucho por aprender y rescatar, no tengo noticias de ningún funcionario preocupado en ello.
El actual gobierno ha defendido patrimonio y dignidad, claro que en muchos casos lo hizo desde un sectarismo que en nada entiende al Perón de la unidad nacional.
Hay amontonamientos de viejos funcionarios que intentan volver, y se disfrazan de líneas políticas. Mediocres arribistas que ocupan espacios sin otros objetivos que los personales. Caciques que convocan a cambio de futuras complicidades.
Contados los que ponen su discurso o su pluma a defender su tarea, mayoría jugando al silencio.
Y un pueblo que ha perdido la esperanza, una sociedad que es más lo que nos soporta que lo que nos respeta.
Fuimos el pueblo, en el acto del campo los sectores más beneficiados reunieron en sus barrios más gente que nosotros en Congreso. Y nosotros a puro colectivo, a empuje de intendente adicto con prebenda y micro.
Menem fue con Cavallo la traición más profunda a nuestro ideario.
Con ellos volvió la marginalidad que el peronismo había superado, hoy reintegramos una parte mientras convertimos al resto en clientela electoral compartida entre la izquierda esclerosada y los punteros manejables.
Murió también cuando un Canciller declaro en su frivolidad que las relaciones con el imperio eran carnales, cuando se acallaban las críticas a Menem y Cavallo a cambio de espacios de poder y demás obsequios.
Con la muerte del General y las dos traiciones, la de la derecha de López Rega y la de la izquierda suicida. No eran dos demonios, en nuestro espacio la traición era la misma.
Cuando no debatimos proyectos sino variantes de la obediencia, que a veces se asemeja a la obsecuencia.
Un partido clausurado aplaudiendo al gobernante de turno, una masa de exiliados esperando que les toque de nuevo, un pueblo frustrado dividido entre los que no nos quieren y los que apenas nos soportan
Somos la comedia de aquella tragedia que nos aquejo en el 55, hoy divididos en los oficialistas que ingresaron al reparto de cargos y los opositores que quedaron fuera y pugnan por entrar.
Y en esa pugna la sociedad percibe que no estamos construyendo su futuro sino tan solo intentando consolidar el nuestro.
No se enoje Antonio, solo lo digo desde mi lugar, con diferencias con el gobierno mientras no soporto lo de Duhalde, y no me imagino votando a Macri solo para enfrentar a Kirchner.
Menem me había ofrecido ser Embajador en Chile, sucederlo a Usted en ese cargo, con el gobierno actual pude elegir Paris al principio o Roma al final. Nunca acepte esa variante del silencio parecida a la complicidad...
No quise ser funcionario de todos los gobiernos, soy parte de ellos mientras comparto sus propuestas, me cuesta asumir el desengaño, a veces me quedo demasiado, pero siempre me voy con el absurdo objetivo de que me sigan saludando por la calle los que sufren los defectos atroces de nuestra dirigencia política, arrastran el dolor de ya no ser, y saben que hoy nosotros tampoco somos el rostro de la esperanza.
Muchos dirán que la oposición es peor, puede ser cierto, pero no abrazamos la causa del pueblo solo para ser los menos malos.
Podemos consolarnos entre nosotros, forjar una narración llena de folklore y sentimentalismo, claro que nuestra noble causa y la lealtad de su pueblo no merecen esta decadente letanía de burócratas.
Perdimos el rumbo, vendimos el patrimonio que el General y su pueblo habían acumulado en nombre de una traición ideológica y una corrupción económica. Los que juntan cartón por las noches son hijos de nuestros errores.
Los que vendieron YPF, negociaron todo el patrimonio del estado y al irse nos dejaron sin propiedades y con más deudas que nunca, esos no fueron compañeros.
En nuestro espacio se han enquistado los dos enemigos de la Patria, los que siembran odios y resentimiento fracturándonos entre aliados y enemigos, y los otros, tan peligrosos como aquellos, los que transitan la vida con la indiferencia del que opina que todo le da igual.
No somos un club de fútbol, que compra y vende jugadores ya que la opinión humana no suele estar en los botines, somos una fuerza política que estuvo viva mientras la rebeldía supero al oportunismo y entró en agonía cuando dejamos de rebelarnos frente a la injusticia y la traición.
El peronismo fue una causa noble que engendro la lealtad entre un pueblo y su conductor.
Hoy es un recuerdo digno entre sus seguidores y un aquelarre sin grandeza entre los supuestos herederos de sus espacios rentables.
Dejemos a los enamorados rememorar el bacón y aquella despedida donde se “llevaba en sus oídos la más maravillosa de las músicas que era la voz de su pueblo”.
¿Porque hacerlo responsable de nuestras contiendas de patotas que impiden homenajes y convierten los actos en reyertas menores?
Me parece más leal a su memoria permitirle retirarse con grandeza que someterlos a una pulseada de supuestos herederos en un reparto de bienes.
Fue la vanguardia de la clase trabajadora, no puede terminar siendo el carné de la limosna de los mantenidos.
Para que las ideas del General recuperen su vigencia debemos separarlas de los grupos que las usurpan.
El peronismo esta muerto y las ideas del General más vivas que nunca.
Y por su propia decisión son un legado propiedad de todos los argentinos.
Un artículo muy interesante. Comparto. El Peronismo está muerto. Es más. La Clase Política está muerta y fue reemplazada por la Clase Corrupta. Para donde uno mire hay un negociado.
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