El homicidio consiste en matar a una persona independientemente del sexo de la víctima y de su actual estado psicológico o picardía oportunista; aun así puede especificarse puntualmente en infanticidio cuando se trata de un niño, femicidio en una mujer, existiendo lo propio en el asesinato hacia un papá, mamá, hermano, etc. Genocidio es la aniquilación sistemática de grupos o conjunto de personas que se las extermina por motivos ideológicos, raciales, políticos, religiosos, de géneros.
Hoy se tiene muy en cuenta, por todos los medios, la cantidad de femicidios por año, mes y hora. Algo ocurre en nuestra sociedad que se pone bajo la lupa a la mujer como víctima más asediada por los hombres o quizás también por otras mujeres, podría ser también por instituciones o colectivos de fanáticos y serviles.
El Congreso Nacional, en nuestro país, con fuerza de Ley D1223/2021 en Ley Nacional 25929 ha decidido llamar a la mujer “persona gestante” o también “persona menstruante”, aunque un piropo las ofende. Los levantamanos nos están enseñando, a todo el pueblo argentino y al mundo, que la mujer es capaz de gestar y, además, puede menstruar, pero como cualquier hombre que aun con su masculinidad presente se declara mujer, el Estado le otorga esta nueva identidad con todos los derechos de la mujer compartiendo con ellas de igual a igual en deportes, prisiones, actividades, beneficios laborales y cualquier cosa femenina; Entonces el Estado diferencia las que pueden gestar o menstruar con las otras que no pueden. ¡Tremenda discriminación!
Por un lado están las que pueden reproducirse y por el otro las estériles y las que tienen el kit masculino.
La ignorancia es atrevida.
Con una sola levantada de manos se ha matado a la mujer. Tremendo genocidio del Estado.
Es horrible definir a la mujer como persona gestante o menstruante, así mismo, vaya a saber qué definición le cabrá a aquellas madres, abuelas o solteras de edad que ya no pueden gestar ni menstruar. ¿Dónde quedan aquellas que han nacido estériles incapaces de gestar? La ignorancia es atrevida.
La misma mujer, en nombre del feminismo, aniquila a la mujer, le quita identidad y su belleza, la prostituye, la animaliza, la convierte en asesina de su propio hijo, le genera odio hacia el hombre, su compañero, complemento que conjuntamente son cocreadores, protectores y guías de nuevas y mejores generaciones en algo que recibe el nombre de familia. La ignorancia es atrevida.
Una enorme tarea nos queda hoy a los hombres, por humanidad y gesto de caballerosidad, rescatar a la mujer, quitarse una costilla si acaso hiciese falta así la mujer resurge de ese hueso que está más cerca del corazón y debajo del brazo protector del hombre verdadero hecho a imagen y semejanza de Dios.
Juan C Starchevich
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