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miércoles, 22 de noviembre de 2023

Purificación del Pueblo de Dios


    ¿Qué buscaba Dios con su pueblo cuando hizo su alianza en el Sinaí? ¿Por qué le dio sus leyes? ¿Solo para que fueran a Caná de Galilea? ¿40 años solo para esto? En pocos días pudieron haberlo logrado. De Egipto a la actual Israel (Caná), no son tantos kilómetros, lo hubiesen echo quizás en una semana o en muy poco más.

    La tierra prometida no era solo un lugar geográfico (Caná), sino que era una nueva tierra humana, un nuevo pueblo humano, un pueblo que calificara en el mundo de los bienaventurados de Dios.

    Un pueblo de una promesa más importante que la tierra de Caná. Un pueblo purificado, como tierra nueva, tierra del Mesías. Esta es la verdadera tierra prometida, tierra humana purificada por el mismo Dios, bienaventurados dignos de su presencia donde pueda encarnarse el hijo de Dios.

    La tierra prometida era esa tierra donde el Hijo de Dios podía tomar su ropaje humano, podía hacer de ella su propia carne. Esta es la verdadera tierra prometida que anunciaba a través del profeta Isaías, diciendo que, como signo de Dios, una virgen concebirá y dará a luz, aun siendo virgen, al Masías, el hijo de Dios.

    Debía ser pura, inmaculada, llena de la Gracia de Dios, para que en ella el hijo de Dios se haga carne; se hizo carne y se hizo hombre y habitó entre nosotros como humano sin perder su naturaleza divina.

Pa que el hombre juera Dios
el mesmito Dios se hizo hombre,
y pa subir con renombre
hasta el cielo nuestro ser,
bajó al mundo pa tener
nuestra carne y nuestro nombre.

Por aquel tiempo de Dios,
viendo al hombre tan bagual,
le envió el Patrón Celestial
a Jesús Nuestro Señor,
pa atarlo con ese pial
al palenque de su amor.

(Padre Amado Anzi - El Evangelio Criollo) 


    Este hombre se llamó "Presencia misericordiosa de Dios entre nosotros", significado de Emanuel como también de Jesús.

    La virgen se llamó María, tierra prometida por excelencia, donde el mismo Dios cumplió la promesa más grandiosa de la historia, se hizo hombre y habitó entre nosotros. Ha muerto y resucitado y, desde ahora en más, habita y habitará siempre con nosotros, en su iglesia que es su cuerpo o sea en todos nosotros que formamos esa su iglesia. Única iglesia fundada por Él mismo.

    Católica, que significa universal, porque Jesucristo es el Señor del universo. Apostólica, porque la fundó sobre su apóstol Pedro (primer Papa) y Romana porque ahí reside el Papa, desde Pedro hasta el actual.

Juan C Starchevich.

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