viernes, 18 de junio de 2021

¿Escuelas en riesgo?

Me cabe esta pregunta ante el urgente inicio de clases presenciales en aulas cerradas desde este martes 22 de junio. No hago referencia ante la necesidad del normal funcionamiento de las escuelas, sino al apresuramiento ideológico de precipitar a toda la población a un enorme riesgo de salud que va más allá de un criterio sanitario obedeciendo en su totalidad, quizás, a una cuestión electoral.

Resulta muy propicia esta reflexión ante la evidencia de la prohibición de servir comidas dentro de locales cerrados y tantas otras restricciones que el Estado ha visto necesarias.

Pedir que el gobierno actúe con coherencia es un lujo muy alto que no me puedo permitir, solo me cabe el recurso social de un análisis serio de una gran comunidad en riesgo que camina con barbijos en los ojos, dando más lugar a los fanatismos que a la razón.

Estamos asediados por virus y por vacunas en una carrera loca de llegar a un destino que se torna enigmático recorriendo caminos de improvisaciones viciados de negligencias.

Del mismo modo, nos encontramos dentro de una gran contienda de médicos sorprendidos por una realidad que los puso en pie de guerra los unos contra los otros dentro de una gran improvisación de laboratorios que experimentan con humanos.

Solo somos números, ya no sos vos ni soy yo. La enorme población se ha transformado en un tanto por ciento de los que viven y deben mantenerse en guardia, porque, aún vacunados, pueden enfermarse y morirse; y de los que mueren por virus o por vacunas, considerados culpables por no tener un organismo suficientemente fuerte para resistir el virus o la vacuna. Son solo un número de ese porcentaje que se los saca en bolsas de basura sin velorio ni responso.

Concluyo esta opinión considerando que, a pesar de las necesidades de educación, es el peor momento de iniciar la presencialidad en las escuelas por el aumento de casos de contagio y por el inicio del invierno que obliga a estar más juntos e impide ventilar aulas cerradas.

PD: El rey no está pero, en su sillón, solo quedan los bufones.

Juan C Starchevich

2 comentarios:

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