lunes, 27 de septiembre de 2010

Misterios de la Caridad

Estos nuevos misterios del Santo Rosario completan “El Rosario de las Virtudes>>”, que contiene Fe, Esperanza y Caridad.

Los Misterios de la Fe se expresan en los Misterios Luminosos (por Juan Pablo II), pues la fe es la luz del paso de nuestro Señor.

Para explicar los Misterios de la Caridad retomaremos los fundamentos planteados en los Misterios de la Esperanza>>; de allí tomamos como referencia que desde el amor surge la fe y la razón que determinan el corazón. También, desde ese mismo amor surge la Voluntad, que con el corazón, definen el Alma, como ya se ha explicado.

Entonces tomamos algunas premisas de ello:
  • La Fe es la dinámica de Dios, rastro del Amor, herramienta de la Creación, evidencia del paso de Dios, testimonio irrefutable de su existencia, de su presencia, de su misterio, de su forma de ser dada a conocer… que genera los motivos de alabanzas… Cuando se mueve en el corazón humano genera la creación del hombre nuevo a imagen y semejanza suya… Esta es la fe que surge del amor de Dios.
  • La Esperanza es la Razón de Fe que surge del amor de Dios
  • La Caridad es la Voluntad de Esperanza que embaraza al mundo de amor de Dios.
Con estos criterios desarrollaremos los misterios de la caridad, sabiendo que todo lo que ha hecho Jesús es caridad, misericordia, amor. Aún así tomaremos algunos puntos de su vida para meditar con María y José en el Santo Rosario, y pienso que los cinco misterios más notables de la caridad podrían ser los siguientes:

Misterios de la Caridad –se rezan los martes-
  1. Primer Misterio: Las Bienaventuranzas y la multiplicación de los panes y peces.
    “Denle ustedes de comer”. Esto ocurre con todos aquellos que han ido a ver y escuchar a Jesús. Toda la multitud que estaba con Él pudo comer hasta saciarse. Los que no estaban con Él, dentro de esa enorme cantidad de personas, siguieron con hambre. Los que no están con Él, también siguen con hambre y no pueden alcanzar a comprender que solo en Cristo podemos estar satisfechos. Jesús nos enseña, en este signo de la multiplicación de los panes y peces, que Él es el verdadero alimento que se multiplica y sacia a todos los que estamos con Él. Luego se hace pan y se da a nosotros para saciarnos, para hacernos bienaventurados, transformándose Jesús en el signo y expresión máxima de caridad.
    Las Bienaventuranzas presentan algo semejante a estar bien dispuestos para sentarse a esa mesa, es como tener las manos bien limpias, purificadas, el ropaje apropiado, actitudes correctas. Presentan la disposición integral que deben tener los hijos para comer y compartir ese pan que viene del cielo. En las Bienaventuranzas nuestro Señor nos muestra la dignidad de los hijos de Dios; nos la regala como signo de su misericordia que se expresa en la caridad, pues recibe como ofrenda agradable la pobreza y el sufrimiento generados por la injusticia de los ricos y poderosos de este mundo; recibe con agrado la mansedumbre, los pacíficos, los que luchan por la justicia, y fundamentalmente el perdón de corazón, como expresión máxima de misericordia que muestra la identidad de los hijos de Dios. La Bienaventuranzas es una de las más profundas acciones de caridad de Dios en el mundo, pues los hace herederos en su propio Hijo de todos los bienes del cielo y de su Gracia.
  2. Segundo Misterio: El encuentro con María Magdalena.
    Mucho fue tu amor, mucho será el perdón. Muchos son tus pecados, pero como mucho me amaste, te perdono todos tus pecados. La reconciliación, el perdón de los pecados; misericordia divina expresada en caridad. El pecado es ausencia de gracia, es vacio, podredumbre, oscuridad, soledad; y al ser perdonados, el alma se llena de gracia, que es alegría, felicidad, limpieza, pureza, luz, presencia de Dios. Dios lo ha convertido en Sacramento, a la reconciliación, como gesto y signo de la Divina Providencia y Misericordia expresadas en Caridad.
    La Magdalena nos muestra y enseña la correcta actitud que debemos llevar al confesionario para obtener el perdón: Un gran dolor y arrepentimiento por nuestros pecados; profundo amor a Cristo; Sincero cambio de vida que conduce a la conversión verdadera.
  3. Tercer Misterio: La celebración de la Eucaristía y la comunión con su Cuerpo y su Sangre.
    Tomad y comed todos de Él, porque este es mi cuerpo que será entregado por vosotros.
    Tomad y bebed todos de Él, porque este es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que será derramada por vosotros para el perdón de los pecados.
    Haced esto en conmemoración mía.
    Dios se da a nosotros en cuerpo, sangre, alma y divinidad. No existe en el universo expresión tan grande de caridad. Además, este hecho histórico se hace presente, con todo su realismo y misterio, en cada misa, en cada celebración eucarística como gesto perpetuo y presente de caridad. Al comer su cuerpo y beber su sangre nos convierte en parte de Cristo participando en la comunión de los santos, haciéndonos santos como santo es Él. Nos regala todo esto, sin nada a cambio de parte nuestra; tampoco podríamos pagar semejante bien… y poco a poco vamos comprendiendo más el significado de caridad.
  4. Cuarto Misterio: Oración de Jesús por el nuevo Pueblo Santo
    (Evangelio de San Juan Cap 17)
    Después de hablar así, Jesús levantó los ojos al cielo, diciendo: «Padre, ha llegado la hora: glorifica a tu Hijo para que el Hijo te glorifique a ti, ya que le diste autoridad sobre todos los hombres, para que él diera Vida eterna a todos los que tú le has dado. Esta es la Vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste. Ahora, Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía contigo antes que el mundo existiera.
    Manifesté tu Nombre a los que separaste del mundo para confiármelos. Eran tuyos y me los diste, y ellos fueron fieles a tu palabra. Ahora saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les comuniqué las palabras que tú me diste: ellos han reconocido verdaderamente que yo salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque son tuyos. Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío, y en ellos he sido glorificado. Ya no estoy más en el mundo, pero ellos están en él; y yo vuelvo a ti. Padre santo, cuídalos en tu Nombre –el Nombre que tú me diste– para que sean uno, como nosotros. Mientras estaba con ellos, yo los cuidaba en tu Nombre –el Nombre que tú me diste– yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto. Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo. Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad.
    No ruego solamente por ellos, sino también por los que, gracias a su palabra, creerán en mí. Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno –yo en ellos y tú en mí– para que sean perfectamente uno y el mundo conozca que tú me has enviado, y que los has amado a ellos como me amaste a mí. Padre, quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté, para que contemplen la gloria que me has dado, porque ya me amabas antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te conocí, y ellos reconocieron que tú me enviaste. Les di a conocer tu Nombre, y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me amaste esté en ellos, y yo también esté en ellos».
  5. Quinto Misterio: Palabras y oraciones de Jesús en la cruz:
    “Dende la Cruz Redentora el Señor nos dio el perdón y, pa’ darnos de un tirón todo su amor sin medida, abrió en su pecho una herida y nos dió su corazón”...
    El perdón al ladrón arrepentido crucificado junto a Él; Nos da su madre a nosotros, también como madre nuestra, y nos da nosotros a su madre, también como hijos suyo; Pide perdón al Padre por todos los hombres...; derrama su sangre, nos da su corazón… Nos regala la Redención.
    Máxima expresión de Caridad, como Voluntad de Esperanza, que embaraza al mundo de amor de Dios.
    "... Santa Cruz de Jesucristo abierta como dos brazos; rumbo de Dios y regazo en la senda del dolor; brazos tendidos de amor sosteniendo nuestros pasos.
    ¡Señor mío Jesucristo estaquiado por mi amor!, aunque soy un pecador y causa de su penar, pa lo que guste mandar ¡aquí me tiene Señor!

    Si tanto sufrió por mí, hoy le juro, mi Señor, que ni el diablo ni el dolor ni la muerte ni el trabajo, vengan de arriba o de abajo, me apartarán de su amor.
    Solo al chocar en las piegras el río canta al Criador; del mesmo modo el dolor, como piegra de mi río, saca del corazón mío el mejor canto de amor." (El Evangelio Criollo, Padre Amado Anzi).
Juan Carlos de la Santísima Trinidad

Los que leyeron, también han leído:
--o--

1 comentario:

  1. sobre los rosarios que abarcan las tres virtudes teologales estan muy buenos para contemplarlos mientras rezamos el padre nuestro y las aves maria glorificando no solo para agraceder y pedir bendiciones en abundancia, sino tambien en desagravio por las omisiones y las injusticias que cometemos cada dia. Eliceo Nuñez -Procurador M.P.Nº165 S.T.J.Ch.-

    ResponderBorrar

Si tiene inconvenientes para comentar, me envían el comentario al siguiente correo: jcsingc@gmail.com y yo se lo publicaré.