lunes, 29 de junio de 2009

Los pueblos indígenas en la agenda democrática

por Jorge Paredes Laos - Eliane Karp de Toledo

¿Cuál es su opinión como antropóloga del tema amazónico?
En estos días hemos visto una sociedad fragmentada, que no se conoce a sí misma. Evidentemente, los intereses de las diferentes familias etnolingüísticas amazónicas no son los mismos o no forman parte de la agenda del Gobierno. Este es un gran problema.

No podemos funcionar con diversos niveles de ciudadanía. Hay un problema real entre lo que es un Perú formal, el informal, el de las regiones, el rural, el urbano, limeño, etc., esto nunca se ha reconciliado. Gran parte del problema viene de ahí, de un desconocimiento de cómo es y cómo funciona nuestra sociedad. El punto de partida es que no se reconoce que el Perú es un país pluricultural, multiétnico, plurilingüístico, parte de un proceso histórico milenario que debemos tomar como una ventaja social y cultural. Al tener gran diversidad no pensamos todos igual. No percibimos el tiempo igual. En Lima hay una visión occidental del progreso, que es lineal, que siempre va hacia delante, y que no es la misma a la que existe en la Amazonía, que puede no estar basada en una idea de progreso occidental y que privilegia la armonía entre las relaciones humanas y la tierra, la agricultura y los animales. Es un mundo diferente, que funciona a niveles diferentes.

La selva siempre ha sido vista como fuente de recursos y se ha invisibilizado a quienes viven ahí. ¿Es utópico creer que estas comunidades puedan participar del proceso extractivo de recursos, que sean beneficiadas directamente? ¿Cómo podemos equiparar ese desarrollo que, como dice, no es lineal?

Con la Amazonía hay un problema particular que es incluso diferente al de los Andes. Desde los inicios de la República se la ha considerado vacía, como un territorio para colonizar, cuando nunca ha sido así. Hay un problema de visión de lo que es esta zona, donde existen pueblos desde hace miles de años que tienen su propia cosmovisión y dinámica, muy válida a pesar de ser diferente a la del mundo andino y costeño. ¿Cómo conjugar todo esto? Debemos trabajar mucho como sociedad, pedir a los medios de comunicación que ayuden a propagar una visión diferente de la que se está manejando en este momento; educar, incluso, al Gobierno, a los empleados públicos sobre lo que es el Perú. Yo siempre he pensado que se debe trabajar sobre la base de grandes mesas de concertación, las que en su momento fueron satanizadas y ahora nos faltan. Quienes las satanizaron son quienes consideran que los indígenas peruanos son un lastre para la modernidad.

El debate sobre si las poblaciones autóctonas son compatibles con el progreso viene desde los orígenes de la República.
Sí, desde el siglo XIX , pero es un concepto simplista, obsoleto y arcaico y no corresponde a como se ven hoy las naciones pluriculturales. La Amazonía tiene un gran potencial económico, pero basado en otro tipo de economía, no exclusivamente de extracción. Debemos encontrar formas de desarrollo para que esta zona se constituya en un nicho de exportación de productos agropecuarios, de productos medicinales, aparte de un enorme potencial turístico y de reserva ecológica, donde los propios pobladores serían guías en la construcción de cabañas, lodges, etc. Esto funciona muy bien en Tambopata, pero tenemos muy poco.

¿No es utópico, entonces, involucrar a estas comunidades en proyectos de inversión?
No, ¿pero con qué forma de desarrollo? Ese es el tema y no que el Gobierno decida cómo industrializar. Organismos internacionales han puesto en marcha desde hace décadas planes de desarrollo basados en las necesidades de los pueblos y comunidades indígenas. La idea es que ellos identifiquen sus necesidades para plasmarlas después en un plan de desarrollo. Hay muchos proyectos de este tipo en el mundo entero, en Asia, en América Latina. No nos olvidemos que Costa Rica recibe millones de dólares basados solo en lo que llaman birdwatching (observación de aves), y nosotros tenemos una de las mayores diversidades ecológicas del mundo.

Usted ha participado en el gobierno anterior, por eso le pregunto qué debemos hacer para que estos pueblos comiencen a participar de los beneficios de la modernidad, pues ellos soportan los más altos niveles de pobreza, de desnutrición, etc.

Es que sí se necesita la intervención del Estado. Es falso pensar que el Estado no tiene un rol con estas poblaciones indígenas. Es un rol de redistribución de los bienes públicos, particularmente en educación, en salud e infraestructura. El rol del Estado no es concesionar, repartir, dividir. Las comunidades indígenas quieren ser incluidas en programas de vacunación, en la mejora educativa, tener buenos maestros en su propio idioma, en la tecnificación.

Yo estoy convencida de que el Estado tiene que hacer un gesto de apertura y promover leyes que den cuotas automáticas a los pueblos y a las naciones indígenas, particularmente en los sitios donde son importantes en términos de población como Amazonas, Cusco, Ayacucho, Apurímac. No puede ser que el quechua no sea un idioma oficial en el Congreso. Debe haber delegaciones quechuahablantes, aimaras, el Congreso debe ser pluricultural y plurilingüe con cabinas de traducción, como en el Parlamento Europeo, donde manejan varios idiomas al mismo tiempo. Que no haya esto en una democracia moderna es inaceptable.

LA FICHA
Nombre: Eliane Karp de Toledo.
Profesión: Antropóloga y economista.
Cargos: Profesora visitante en el Departamento de Antropología, Universidad de Stanford.
Presidenta de la Comisión Nacional de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (Conapa) (2001-2003).
Libros: "Los pueblos indígenas en la agenda democrática".

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