martes, 27 de julio de 2010

¿El Padrenuestro es una oración judía, cristiana o universal?

por Juan C. Starchevich

Pregunta formulada por Radio María (Córdoba), una excelente emisora de radio donde interpretan perfectamente los secretos del camino del Señor, único Señor del Universo, Jesucristo. Los secretos que hago referencia se llaman “dones”, estos no los tiene cualquiera, pues dones también significa luces nuevas, luces diferentes, ojos, mentes, oídos, olfato, tacto,… todo nuevo, todo diferente. Son cosas que el mundo niega porque no conoce, pues no son las luces del mundo ni sus ojos ni el resto de sus sentidos que se muestran dentro del campo de la carne, el campo de la materia donde estas cosas nuevas se tornan enigmáticas y misteriosas.

No escuché la respuesta, pero voy a hacer la mía y trataré de fundamentarla:

Dios es universal, el Dios de Abrahán, Moisés… de los judíos, es el Señor del Universo, aún así estos dones no son universales, sino particulares, pues yo puedo llamar padre a alguien que no lo es, solo como un deseo profundo de ser su hijo, como primer paso, y luego esperar la respuesta de aquel a quien quiero sea mi padre. A esto lo podemos llamar “Bautismo de deseo”; significa que esto solo se concreta con el deseo de ser su hijo y la aceptación de Dios de ser mi padre.

La aceptación se muestra acompañada por cosas particulares, propias del padre, que antes no existían, llamadas dones o regalos particulares que muestran una nueva identidad como persona nueva. Pero esta persona nueva no permanece aislada sino que comienza a ser parte de una nueva familia, el resto de los hijos del padre. Esto comienza por el deseo pero no se consuma en él, sino que hace falta dar otro paso, el paso más importante de la vida: El Bautismo Sacramental.

Veamos mejor esto, Dios tiene un solo hijo, Jesucristo, que con el Espíritu Santo hacen un solo Dios en tres divinas personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, recibiendo el nombre de Santísima Trinidad.

Cuando el Padre nos recibe, Él nos envía, a través del Espíritu Santo, a su Hijo. Este nos recibe, nos hace parte de Él, pero aún más, nos hace en Él, a través del Espíritu Santo, y luego, en Él, nos lleva al Padre, a través del Espíritu Santo. Finalmente nos regala el Espíritu Santo y sus dones. Esta relación de amor donde se comparte entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo a su nuevo integrante se llama “Bautismo Sacramental” (el "don" de ser hijos de Dios).

El Bautismo Sacramental produce el milagro de injertarnos en el Hijo de Dios, nos hace “uno” en Jesucristo, haciéndonos “uno” en la Santísima Trinidad, pues en el cielo no hay lugar para “dos”. Entonces solo en Jesús podemos atrevernos a llamarlo “Padre nuestro”. Solo en Cristo ingresamos dentro del campo de las Bienaventuranzas: “… serán llamados hijos de Dios”.

Recordemos también que los “dones” de los hijos de Dios han sido derramados a los apóstoles de Cristo el día de Pentecostés, para que su Iglesia los administre. Esto no fue dado al mundo, de modo universal, sino a su Iglesia apostólica, de modo particular.

Los hijos de Dios se hacen uno en Cristo, de modo visible e invisible; recordemos que Cristo dijo “Padre, que sean uno como vos y yo somos uno, para que el mundo “vea” y crea que vos me has enviado”. Significa que la Iglesia de Cristo es “una” de modo visible, y no “varias” iglesias cristianas que contradicen el Evangelio de Cristo con esa conducta separatista y espíritu de división contrario al Espíritu Santo que es de unidad.

El Padrenuestro es una oración “exclusivamente cristiana”, pues solo en Cristo podemos atrevernos a llamarlo “Padre nuestro”.

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