jueves, 1 de abril de 2010

Semana Santa, tiempo de decisión

por Juan C Starchevich

Tiempo de adoración a Jesús Sacramentado, especialmente el Jueves Santo durante toda la noche. En este tiempo recordamos y hacemos presente todos los acontecimientos de dolor que cuestiona la razón humana. Jesucristo es, también, el Señor del tiempo y del espacio; Significa que podemos estar con Él en los momentos y lugares ocurridos por medio de su Gracia. Podemos acompañarlo en la Última Cena; en la oración en el huerto; en el momento en que Judas lo entrega mediante un beso; cuando es juzgado y se burlan de Él; cuando es azotado; cuando está preso en el calabozo...

El jueves y viernes la Iglesia nos lleva a ese tiempo y lugar de la historia. Dios le regala a su pueblo este viaje, es este el motivo por el cual experimentamos sentimientos extraños en estos días; sentimos una especie de vacío, dolor irracional; esto significa que estamos en comunión con Cristo y su Iglesia. Es una Gracia muy especial que nos hace participar en la pasión de Cristo.

Aquí podemos hacer lo que hubiésemos querido hacer si realmente hubiéramos vivido en ese tiempo. Dios nos lleva nuestro corazón y espíritu, nosotros debemos acompañar con nuestra mente, con nuestros pensamientos.

Por ejemplo:
  • podemos acompañar a Jesús en la oración en el huerto, sin dormirnos, durante la noche del jueves.
  • Visitar el Santísimo Sacramento, e imaginar que Jesús está preso dentro de él, todo dolorido y ensangrentado, luego de haber recibido tantos golpes y desprecios por la gente que no lo quiere. Podemos ser nosotros los que lo visitamos cuando estuvo preso y solo, entonces nosotros seríamos su consuelo.
  • También podemos acompañarlo en todos esos momentos en que sus amigos lo han traicionado, abandonado y negado haberlo conocido.
  • Estar junto a María Santísima durante todo el camino que Jesús carga su cruz, cuando es crucificado y muere en la cruz.
  • Situarnos al pie de su cruz y pedirle que se acuerde de nosotros cuando esté en su reino.
  • Aceptar a María, como Madre de Dios y Madre nuestra.

La Iglesia nos regala esta posibilidad, de nosotros depende ser de Cristo o ser del mundo. Cada cual tiene su camino y recompensa, la decisión es nuestra.

En este tiempo Dios nos regala el poder de ser corredentores con Cristo, cargando también sobre nosotros los pecados del mundo, muriendo a nosotros mismos en Cristo, para luego resucitar con Él.

El mundo no comprende esto, y solo aprovechará este tiempo para salir de vacaciones y divertirse. Ellos no saben que están en peligro de muerte; no saben que la recompensa del camino del mundo es el infierno. Este es el motivo por el cual debemos acompañar a Cristo siendo corredentores con Él, para que el mundo pueda ser salvado y redimido.

Dios está dispuesto, la decisión es nuestra. Debemos comprender que Pascua significa Resurrección. No se puede resucitar sin haber muerto antes. Entonces, para lograr "Felices Pascuas" debemos participar primero de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo. De otro modo solo sería una fiesta más que el mundo la festeja por izquierda.

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