martes, 24 de agosto de 2010

Mujeres Notables Argentinas

Títulos:

- El voto femenino – Trabajo práctico de historia.
- Elvira Rawson de Dellepiane
- Alicia Moreau de Justo
- Cecilia Grierson

El Voto Femenino
Trabajo Práctico de Historia (individual)

  1. Tema elegido: El voto femenino
  2. Contextualizar la problemática: El voto femenino se logra gracias a la perseverancia de Eva Duarte de Perón en Septiembre de 1947 durante la primera presidencia del Gral. Perón.
  3. Hipótesis: Evita fue la única mujer capaz de lograr la Ley del Voto Femenino, aunque la idea se venía gestando desde hace ya mucho tiempo.
  4. Entrevistas: ¿Por qué crees que Evita fue la única mujer capaz de la aprobación de la Ley del Voto Femenino, aunque la idea se venía gestando desde hacía ya mucho tiempo?

    Micaela, 18 años:
    “Evita tuvo una gran constancia, paciencia y la popularidad suficiente para luchar por el voto femenino. No se resigno, no bajo los brazos, hasta no dar con su mayor objetivo, que era el voto femenino.”

    Johanna, 18 años:

    “La popularidad de su marido más la suya, le dio el apoyo o la fuerza necesaria para presionar y lograr legalmente el voto femenino.”

    Anabella, 17 años:

    “Yo creo que la primera mujer en nuestro país en tener poder, fue Evita. Anteriormente las que luchaban eran segregadas, asesinadas o desaparecidas por los políticos hombres, quienes creían que la mujer solo servía para quehaceres domésticos. Pensando un poquito mejor, creo que hoy en día, no hay ninguna mujer en la política que tenga ni la tercera parte de poder que tenia Evita, y mejor no hablemos de la popularidad. Su popularidad le sirvió de mucho, comparándolo también con la actualidad la “popularidad” que arrastra millones, solo se ve en la televisión.”

    Victoria, 30 años:

    “Evita era una persona muy ligada al poder y fue realmente la única mujer en llegar al poder, gracias al apoyo de su marido que era populista y a sus propios seguidores, que también eran bastantes numerosos.”

    Josefina, 54 años:

    “Era algo que se iba a dar, era un proceso que se estaba dando en materia de derechos sociales en todo el mundo y le tocó a ella ponerlo en practica. Le ayudo mucho ser la “jefa” de un movimiento popular que tuvo una fuerza muy grande.”

    Guillermo, 65 años:

    “Evita era una mujer de gran carácter, que arrastraba a las masas y tenía mucho poder político. Por eso pudo poner en practica la Ley del Voto femenino, con fines principalmente electorales para su favor.”
  5. Desarrollo:

    • Las Primeras Luchadoras
      En la Argentina, las primeras mujeres que se ocuparon y preocuparon por organizarse en torno del tema de la participación política, y su consecuencia: el sufragio femenino, fueron las militantes del partido Socialista y las anarquistas. Estas mujeres comenzaron a luchar por conseguir igualdad de derechos y de oportunidades a la par de los hombres, quienes contaban con derechos cívicos casi desde el mismo momento en que planteó la necesidad de organizar una nación y un estado nacional argentino. Algunos nombres conocidos fueron Elvira Dellepiane de Rawson, Cecilia Grierson y Alicia Moreau de Justo. Para tal fin, las socialistas, y anarquistas, siguiendo el ejemplo de sus pares europeas comenzaron a fundar entre el 1900 y 1910 una serie de agrupaciones en defensa de los derechos cívicos de la mujer. Y a ellas las siguieron otros grupos de mujeres, menos radicalizadas pero tan progresistas como ellas, que tenían reivindicaciones similares.
    • Razones de la lucha
      En los inicios del siglo XX, el modelo femenino en la Argentina estaba cambiando. Las mujeres, aún aquellas que tenían su ámbito de desarrollo dentro del seño del hogar, habían aprendido de los hombres, y de las noticias que les llegaban desde Europa y los Estados Unidos, que ellas también tenían derechos.
      Dada la legislación imperante en la Argentina, las mujeres en nuestro país no presencian cívica. Para la ley eran consideradas poco menos que minusválidas, o menores de edad eternas, ya que pasaban de depender de su padre al esposo, en caso de casarse, sin solución de continuidad. En cambio, los hombres tenían derecho al voto y sus derechos como ciudadanos eran plenos desde la primera vez en que se votó en el país. Aquí vale una aclaración: no todos los hombres podían ejercer con libertad sus derechos cívicos. Recordemos que en nuestro país los mismos fueron restringidos a una minoría ilustrada que controlaba el voto de los "varones mayores de 18 años", según conveniencia. Esto será así, en principio hasta la llamada Ley Sáenz Peña, y la Reforma Electoral de 1912, y aún así se seguirá votando con restricciones hasta por lo menos los gobiernos radicales de las primeras dos décadas del siglo XX.
      Pero las mujeres quedaban fuera de la vida como ciudadanas, no participaban de la vida política, no tenían derechos cívicos, eran poco menos que incapaces ante la ley.
    • Antecedentes de la participación femenina
      Las inquietas mujeres no cejaron en su lucha y lograron que poco a poco se las tuviera en cuenta. Así, en 1862 habían logrado que en San Juan se las incluyera en la votación, aunque el voto fuera calificado, en las elecciones municipales. Tuvieron que esperar hasta 1921, para que se repitiera la participación: en Santa Fe se promulga una constitución que aseguraba el voto femenino a nivel municipal, aunque la participación fuera poca.
      En 1927, cuando en San Juan se sanciona la nueva Constitución, estas luchadoras mujeres logran que se les reconozcan iguales derechos que a los hombres. Pero el golpe del ´30 anula cualquier posibilidad de reconocimiento femenino: las mujeres son eliminadas como ciudadanas del padrón electoral. Habrá que esperar hasta la llegada del gobierno de Perón para que nuevamente se las tenga en cuenta. Pero la lucha no había terminado.
    • La ley del voto femenino.
      Ya habían pasado muchos años desde el inicio de la lucha. Casi medio siglo tardará en imponerse la iniciativa levantada por aquellas mujeres a principios del siglo XX para que las mujeres mayores de edad pudieran tener el derecho a elegir y a ser elegidas. Hacia 1945, ya se habían presentado una cantidad de proyectos en el Congreso para reglar el voto femenino, pero estos habían sido neutralizados por los partidos conservadores. No existía ningún fundamento legal para la exclusión de las mujeres a la hora de emitir sufragio, eran más bien las concepciones sociales predominantes, anticuadas, desactualizadas, no acorde con lo que sucedía en el mundo y con el protagonismo femenino a nivel mundial. Precisamente, esa ambigüedad legal permitió que en septiembre de 1947, la ley 13.010 votada por el Congreso Nacional (no por decreto, que le hubiera resultado mas fácil y menos desgaste) durante el primer gobierno de Perón (recordemos que por ese entonces la primera dama argentina, Eva Perón, perseverante y con paciencia asistió siempre a la Legislatura de la Nación cada vez que se trataba el tema del sufragio femenino, fue una de las impulsoras de los reclamos femeninos que muchas otras mujeres hacía medio siglo habían levantado y por los que realmente habían luchado sin pausa), las mujeres tuviéramos por primera vez derecho a participar de una elección y tener los mismos derechos civiles que los hombres, a pesar de que hacía muchos años que éramos una fuerza laboral importante en el desarrollo de la Argentina.
      Pero hubo que esperar hasta el 11 de noviembre de 1951 para que la mujer argentina pudiera emitir por primera vez su voto a la par de los hombres, del resto de los ciudadanos.
    • Primeras Elecciones
      El voto femenino fue ejercido por primera vez en elecciones generales en 1951. Sobre un total de 8.623.646 empadronados, 4.225.467 eran mujeres (48,9% del padrón). Votó el 90,32% de las ciudadanas inscriptas. Las 3.816.654 mujeres que ejercieron su derecho, se distribuyeron de la siguiente manera:

      PARTIDOS
      VOTOS
      %
      Partido Peronista 2.444.558 63,9
      Unión Cívica Radical 1.117.051 30,8
      Partido Demócrata 80.987 2,2
      Partido Comunista 29.644 0,8
      Partido Socialista 23.270
      0,6
      Otras fuerzas 4.249
      0,1
      En blanco o anulado 59.985 1,6
      Total 3.816.654 100,0
    • Después de conseguir el voto femenino
      En 1949 Eva proclamó sus próximos logros sociales y la creación del Movimiento Peronista Femenino que, en un principio, fue conducido por ella misma. Su primera tarea fue elegir sus "delegadas", mujeres jóvenes (muchas pertenecientes a la Escuela de Enfermeras de la Fundación Eva Perón), sin experiencia política previa, que se lanzaron fervorosamente a la organización partidaria.
      Este nuevo movimiento se presentó en las Unidades Básicas, donde no sólo se impartía capacitación política, también se daban clases de alfabetización, de corte y confección, danzas regionales, arte culinario, asistencia médica, jurídica y de enfermería. Espacio de sociabilidad femenina, la Unidad Básica aspiraba a transformarse en una prolongación del hogar. En las Unidades Básicas femeninas, que pronto se extendieron a todo el país, se desarrollaron algunas actividades políticas, como la campaña electoral de 1951. De este modo, la "rama femenina" repetía y acentuaba las características del partido peronista. De este sector salieron las candidaturas de las mujeres que integrarían las listas oficialistas en la elección de 1951. El movimiento femenino luego se conviritó en el Partido Peronista Femenino. Agradecidas porque Evita había sido la promotora de la ley que les otorgara el derecho al sufragio y fascinadas por su personalidad, incluyendo la autenticidad de su acción, sectores mayoritarios de la población femenina votaron por las listas peronistas como si lo hubieran hecho por la misma Evita: casi el 64 % de las mujeres empadronadas sufragaron en tal sentido. Además, los comicios consagraron la nueva presencia de la mujer en los cuerpos representativos: 6 senadoras y 23 diputadas de la Nación, todas peronistas. El Partido Peronista Femenino no tuvo sin embargo mucha duración. Luego de fallecer Eva Perón, entró en un proceso de desintegración. Y a pesar de esto, la sola experiencia pasada, constituyó para muchas mujeres un punto de referencia que legitimó la presencia femenina en espacios anteriormente denegados.
  6. Conclusión:
    Luego de finalizar mi trabajo, comprobé que mi hipótesis era acertada. Evita fue la única mujer capaz de lograr la aprobación del voto femenino nacionalmente, aunque ya otras mujeres habían luchado por ello y en algunos municipios o pueblos ya se había incluido a la mujer en algunas votaciones. Debido al gran autoritarismo en el que se vivía, entre golpes, conservadores, militares y radicales, las mujeres perdieron el poco lugar obtenido, teniendo así que comenzar toda su lucha nuevamente. También gracias ala investigación pude comprobar que la obtención de la aprobación del voto femenino, ayudó a las próximas elecciones, en la cual Perón salió victorioso. Por este motivo, creo que el movimiento que generó Evita, no fue solo por una cuestión feminista para que las mujeres tuvieran su lugar, sino que también fue por una movida política para adquirir más votos (esto se ve claramente en el porcentaje con el cual ganó Perón). Evita, por la gran popularidad adquirida, primeramente y mayoritariamente gracias a su marido, logró que se apruebe la ley del voto femenino. Esta popularidad la obtiene también por ser actriz (aunque no una de las más conocidas), carismática como la mayoría de los artistas, y con un gran apoyo del pueblo logra crear el Partido Peronista Feminista, que cuando su líder muere, muere este también. En mi opinión, si se piensa que, una persona con apoyo del pueblo es capaz de lograr lo que quiere y llevarse todos los méritos (como en el caso de Evita),y si somos nosotros los que generamos que ciertas personas sean poderosas y tengan nuestro apoyo, ¿porqué nosotros mismos no hacemos algo para llevarnos todos los méritos?¿nos juntamos todos y luchamos?¿no consiste en eso una Nación?¿ no sería más gratificante? ¿Porqué siempre la victoria o la derrota cae en una persona y es a ella a quien glorificamos o a quien le echamos la culpa de todos nuestros males? ¿Será esa la causa de que el país este como este? Nuevas dudas me surgieron al terminar con este trabajo, espero que con el correr del tiempo o de la vida, se vayan respondiendo, aunque siempre que algunas dudas se van esclareciendo, surgen nuevas por responder.
  7. Bibliografía:
    -“Historia Visual de la Argentina Contemporánea” de Clarín
    -“Argentina de Perón a Lanusse” de Félix Luna
    -“Historia Argentina Contemporánea” Editorial El Ateneo
    -http://www.todo-argentina.net/historia
    -http://www.pjmoreno.org.ar/peronismofemenino.htm

Elvira Rawson de Dellepiane

Madre, esposa, médica, política, vanguardista, luchadora por los derechos de la mujer, Elvira Rawson fue una de las primeras mujeres en obtener un título universitario y la segunda en graduarse de médica en la Argentina.

Pionera en la defensa de los derechos de las mujeres y los niños,
creó centros dedicados a la atención de madres solteras y chicos discapacitados.

Innovadora y vanguardista en el campo de la salud, las cuestiones legales, cívicas y sociales, así como en el modo de enfocar el rol de la mujer tanto en el hogar como en la sociedad; también fue madre de siete hijos y participó en política.

Nunca se dejó limitar por los prejuicios de la época sino que siguió su corazón y, al hacerlo, sentó las bases para muchos de los logros femeninos del siglo XX.
Vivió 87 años; antes de morir pudo ver la concreción de una de sus grandes luchas: el voto femenino.

Una chica rebelde

Nació en Junín, provincia de Buenos Aires el 19 de abril de 1867 en el seno de una familia tradicional: su madre Elizarda Guiñazú Funes, era familiar del deán Gregorio Funes que integró la Primera Junta, y su padre, el Coronel Juan de Dios Rawson, fue combatiente en las batallas de Cepeda y Pavón.

Al cumplir los 6 años se trasladó junto a su familia a la provincia argentina de Mendoza. Allí, finalizó sus estudios primarios e ingresó a la Escuela Normal donde se recibió de maestra en 1884.

Se dice que tenía una inclinación natural por curar y que desde muy joven le había interesado la medicina. Sin embargo, en aquella época tan sólo tres mujeres habían podido inscribirse en la carrera de Medicina, y era por lo menos insólito que una “jovencita de bien” se dedicara a esas cosas, el lugar de la mujer era otro. Por eso, cuando en 1885, decidió ingresar a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, su familia se opuso y le quitó su apoyo económico.

Las dificultades no la amedrentaron: consiguió empleo como maestra en la escuela de las cinco esquinas de Barrio Norte y rindió 9 materias de equivalencia para ingresar en la Universidad. Fue la única mujer en un curso de 84 hombres, fue también una de las primeras mujeres en conseguir un título universitario y la segunda médica recibida en la Argentina, luego de Cecilia Grierson.

Pasión por la medicina

Elvira realizó sus primeras experiencias en la profesión en el Hospital Rivadavia. Allí se encontraba cuando se desencadenó la Revolución del Parque de 1890; solicitó autorización para atender a los heridos que se desangraban en las calles, pero se la denegaron recordándole que sólo podría atender a las víctimas del gobierno. Rawson sostuvo que “los hospitales son del pueblo y no del gobierno”, desobedeció las directivas, y salió a curar a los heridos de ambos bandos, arriesgando su vida. Esta labor fue reconocida públicamente por Guillermo Udaondo, Manuel Campos y, sobretodo, por Leandro N. Alem, quien le entregó un pergamino y un reloj de oro.

Se graduó el 29 de septiembre de 1892 y poco después obtuvo su doctorado al presentar su tesis “Apuntes sobre la higiene en la mujer”, tratado que consiguió gran reconocimiento y fue elogiado por el prestigioso médico Gregorio Aráoz Alfaro.

Con estos Apuntes, Elvira Rawson marcó el comienzo de su larga carrera dedicada a la salud de la mujer, su tesis se convirtió también en la primera iniciativa en enseñar la sexualidad femenina: estudió el ciclo vital de la mujer, sus necesidades físicas, educativas y morales. Como consideraba que era indispensable conocer las funciones del cuerpo para aprender a cuidarlo, en su tesis, se ocupó de los problemas de la pubertad, el matrimonio, el embarazo, el alumbramiento y la lactancia. Sin realizar una descripción explícita de las funciones corporales, dio a entender la necesidad de comprender los cambios físicos y mentales de cada ciclo, hecho muy importante por ejemplo para muchas niñas que veían la pubertad como un cambio inquietante, debido a la ignorancia de su propio cuerpo.

Como relata Asunción Lavin en su libro Mujeres, feminismo y cambio social en Argentina, Chile y Uruguay (1890-1940): “Rawson de Dellepiane trató los problemas fisiológicos de la mujer en el matrimonio: se oponía al casamiento precoz por los daños fisiológicos que causaba en las jóvenes inmaduras y condenaba la estrecha consanguinidad que primaba en los matrimonios de provincia. También se ocupó de la incidencia creciente de enfermedades venéreas en Buenos Aires. Reconoció la sexualidad femenina al decir que el matrimonio "trayendo la satisfacción de los deseos venéreos ejerce una acción favorable sobre la salud de la mujer y contribuye a prolongar su vida". Destacó los aspectos positivos de la higiene marital y de la maternidad, y aconsejó a las mujeres casadas cómo cuidar sus órganos sexuales y cómo llevar a término un embarazo sano, con ejercicio. Además sostuvo que la mujer debía amamantar a sus hijos y que el embarazo es un estado natural y no una enfermedad. Elvira Rawson abrió el paso al estudio más amplio de asuntos que hasta entonces se consideraban "delicados", por medio de una mezcla hábil de temas fisiológicos, educativos y morales.[1]

Además de ejercer la medicina orientada hacia enfermedades y temas femeninos, se desarrolló como docente y profesora de higiene y puericultura. Fue médica inspectora y médica de la tercera sección de Higiene Escolar del Departamento Nacional de Higiene (la única mujer en integrar esos cargos públicos en aquel momento). Formó parte del Consejo Nacional de Educación, desde donde formuló propuestas tales como establecer la “copa de leche” obligatoria en las escuelas. Asimismo, en 1916 fundó y dirigió la primera institución dedicada al cuidado de niños discapacitados en Uspallata, Mendoza.

Actuación política - Derechos femeninos

Su innovadora y audaz tesis doctoral fue también el comienzo de su carrera política. Luego del reconocimiento de Leandro N. Alem por su desempeño durante la Revolución de 1890, Elvira dio su primer discurso político en la sede del partido radical y luego militó en la Unión Cívica Radical yrigoyenista. Sin embargo, también llevó su visión rebelde a la política, ya que impulsó organizaciones independientes de la estructura partidaria y sólo contó con la UCR de modo episódico e inorgánico.

Al mismo tiempo, a principios de siglo XX comenzó la lucha de las pioneras latinoamericanas en la defensa de los derechos de la mujer. Elvira Rawson, quien durante toda su vida buscó el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas, se convirtió en una de las primeras y más reconocidas feministas argentinas. Formó parte del Consejo Nacional de Mujeres, del cual se alejó para dedicarse a defender posturas más feministas y menos relacionadas con la beneficencia.

“Queremos todos los derechos políticos
debiendo ser tanto electoras como elegidas,
porque desde que pagamos impuestos,
trabajamos en el progreso del país
y somos responsables ante las leyes,
debemos poder legislar en todo lo que atañe
a la grandeza de nuestra patria” [2]

En 1905 participó de la creación del primer Centro Feminista y se destacó su participación en las secciones de Sociología, Derecho y Educación del Primer Congreso Femenino Internacional, realizado en Buenos Aires en 1910. Pero su feminismo era moderado, ya que adhería al pensamiento liberal y laicista.

Una de sus causas más importantes estuvo relacionada con su énfasis en modificar la legislación, buscando la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, tanto en el ámbito profesional, como en el social y familiar. Sus propuestas de reformar el Código Civil, presentadas en el Congreso Internacional de 1910, resultaron progresistas. Entre estas propuestas se destacan:
  • la igualación de la patria potestad entre el padre y la madre
  • la libre administración de los bienes por parte de la mujer
  • el mantenimiento de todos los derechos individuales de la mujer (igualados a los del hombre) aun después del matrimonio
Sus ideas resultaron muy avanzadas para la época y recién fueron incorporadas tanto en el derecho como en la sociedad varias décadas más tarde. No obstante, no se intimidó por la incomprensión de su tiempo y en 1919 fundó la Asociación Pro Derechos de la Mujer, junto a otras grandes feministas como Adelia Di Carlo y Alfonsina Storni. En poco tiempo, la Asociación tuvo 11.000 afiliadas que lucharon por la igualdad en el plano jurídico, político y social. Pronto se aprobó la Ley 11.317, de Protección a la Mujer Trabajadora, que estableció la prohibición del trabajo nocturno femenino.

Madre y esposa


“Ningún problema social puede ser indiferente a la mujer.
Ligada con los seres que ella crea, que ella plasma,
que ella ama, es la vida de todos,
es el bien común lo que ellos representan
y no puede haber ningún precepto razonable y justo
que la condenen a ser expectante, inerme y silenciosa
cuando esos problemas se trata”[3]

Elvira Rawson resulta doblemente admirable ya que, de modo paralelo a sus numerosas luchas y actividades pudo formar una familia. En 1910 se casó con Manuel Dellepiane Sasso, con quien tuvo siete hijos: Roberto, Manuel, Julio, Juan Carlos, Raquel, Haydée y Franklin Dellepiane Rawson.

Después de una vida entregada a su familia y a la defensa de la salud y los derechos de mujeres y niños, Elvira Rawson murió el 4 de junio de 1954 a los 87 años en Buenos Aires.

Investigación/ producción periodística Ana Paula Cordero, periodista del staff de FOCUS ON
[1] Extraído de LAVIN, Asunción, Mujeres, feminismo y cambio social en Argentina, Chile y Uruguay (1890-1940), Santiago de Chile, Centro de Investigaciones D. Barros Arana, 2005, pp.165-169.
[2] Elvira Rawson citada en FONT, Miguel J. editor, La mujer: encuesta femenina argentina, Editorial Costa Hermanos, Buenos Aires, 1921.
[3] Elvira Rawson citada en BARRANCOS, Dora, Inclusión/Exclusión, Historia con mujeres, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2002.

Alicia Moreau de Justo

LAS PRIMERAS BATALLAS: Argentina, como consecuencia del proceso de modernización gestado por la elite dirigente argentina hacia mitad del siglo XIX, recepcionó a miles de inmigrantes provenientes de Europa, impulsados por la búsqueda de un futuro más próspero.

Alicia Moreau fue un exponente de esas oleadas inmigratorias que conformaron la Argentina aluvial. Esta intelectual nació el 11 de octubre de 1885 en Londres. Sus padres habían sufrido la expulsión de Francia por su participación en la Comuna de París (1871). Así, hacia 1890 arriba a tierras argentinas, pasa su niñez en el barrio de Floresta. Armand Moreau, su padre, instala junto con un amigo encuadernador una librería en la calle en el año 1896. A través del negocio familiar, Alicia accede tempranamente a todo tipo de publicaciones movida por la curiosidad de sus escasos años. Sin embargo, el negocio dura poco tiempo, ya que Armand asiste todos los fines de semana al Hospital Francés para facilitarle libros—que nunca recupera—,a los enfermos.

Por esta década, se evidencia un progresivo crecimiento urbano, que viene acompañado de la llegada de nuevas ideas provenientes de Europa como el anarquismo y el socialismo, que al poco tiempo, son recepcionadas por los habitantes de la ciudad. De esta forma, durante 1896 se funda el Partido Socialista, con el que simpatiza el padre de Alicia y en cuyos preceptos educa a sus tres hijos. Años más tarde, esta organización partidaria constituirá la institución central a través de la cual Alicia canalizará su militancia.

Alicia, hacia 1901, ingresa en el magisterio en la Escuela Normal N° 1. Por esa época, formarse como maestra era una salida bastante común para las mujeres que estaban decididas a trabajar. En sus años de estudiante comienza a participar en tareas ligadas a la expansión de la educación. Es alumna de Hipólito Yrigoyen, caudillo de la Unión Cívica Radical, con quien mantiene frecuentes debates.

En 1902, las hermanas Chertkoff fundadoras del Centro Socialista Femenino –que trabaja sobre la divulgación de los saberes filosóficos y sociológicos de la época– comienzan a reclamar por la instauración del sufragio femenino. Alicia acompaña a Fenia Chertkoff en la promoción de jardines maternales, la fundación de bibliotecas populares y en la Asociación Pro Educación Laica que se organiza en Morón (provincia de Buenos Aires) en 1903. Cabria aclarar que Feria era la más emprendedora de las tres hermanas y cuñada de Juan B. Justo (líder del Partido Socialista).

En 1906, Alicia participa del Primer Congreso Internacional de Librepensamiento en la ciudad de Buenos Aires, donde presenta un informe de su autoría, llamado “Educación y Revolución”. El mismo estaba dedicado a la difusión de postemas educativos durante la Revolución Francesa. Su ponencia tiene importantes resonancias en los asistentes, que se sorprenden con la edad de la expositora.

En 1907, Angel M. Giménez, un influyente socialista de la época que la había conocido en el Congreso Internacional, la convoca para participar de los cursos de la Sociedad Luz de Barracas. Esta asociación establecía en sus estatutos la necesidad de “difundir en el pueblo las nociones y los métodos de la ciencia y educarlo en la expresión hablada, escrita y artística, así como perfeccionar la educación técnica”. Además poseía una biblioteca.

De esta manera, Alicia se incorpora y comienza a trabajar centrando sus esfuerzos en la difusión de la higiene social y de la prevención sanitaria, temáticas que formaban parte de la esfera íntima, extraños en la boca de una mujer. En ese año, ingresa a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, siguiendo los pasos de Cecilia Grierson, la primera médica del país.

A su vez, apoya la gran huelga realizada en 1907 contra de los altos alquileres que cobraban los conventillos (la que se denominó “huelga de los inquilinos”) conjuntamente con el reclamo por el precio del pan y la carne. Además impulsa la “marcha de las escobas”, una procesión de amas de casa que avanzan en defensa de sus derechos a través de los barrios pobres de la ciudad de Buenos Aires. Incluso, sumamente preocupada por los temas educativos, publica varios artículos en una revista dirigida por Enrique del Valle Iberlucea.

ACERCA DEL VOTO FEMENINO: El acceso de las mujeres al sufragio libre fue una preocupación permanente de Alicia Moreau. El siguiente texto constituye un ejemplo representativo del recorrido realizado en esa búsqueda.

“En 1931 hubo un proyecto de Mario Bravo que fue aprobado por la Cámara de Diputados, después de la acción de una comisión intersindical. En la sanción de esa ley estuvieron juntos radicales, socialistas y demócrata progresistas, de manera que salió muy bien auspiciada. Nosotras, las mujeres socialistas nos habíamos agrupado y presentábamos peticiones y organizábamos actos y conferencias. Veíamos el gran interés de las mujeres. Pero llega la media ley al Senado y allí, donde predomina el conservadorismo, fue boicoteada y enviada a una carpeta. Alfredo Palacios reprodujo el proyecto tiempo después y también fue a parar al mismo sitio. De manera que nosotras, que podríamos haber tenido el voto como primer país en América Latina, tuvimos que ver a las uruguayas conquistarlo en el año 1936, a pesar de no haber tenido un movimiento feminista tan activo como el nuestro.

Con esto, los conservadores creyeron que mantenían a la mujer en la casa, que no fuera a desbarrancarse por otros lados. Estaban equivocados. Todo eso estaba en el ambiente, y había muchos grupos formados y mucha agitación. El voto femenino no se materializó hasta que el peronismo comprendió todo el valor político que podía tener esa tuerza y un senador presentó el proyecto. Como tenían mayoría fue aprobado. Por otro lado ¿quién se iba a oponer?

(...) (Eva Perón) lo recibió hecho. Nunca se había ocupado del problema, que yo sepa. Era una mujer muy rebelde. Ella quería salir de su medio, que fue lo que hizo finalmente. Después, cuando se dedicó a aliviar la situación de los trabajadores, expresaba también el mismo sentimiento de rebeldía de ¡as que querían el sufragio.

El voto femenino implica mayores responsabilidades cívicas. Las mujeres no podrán lavarse las manos y decir yo no voté, yo no sé nada. El país se va a la ruina y yo no tengo nada que ver”.

A la par de sus tareas en la Sociedad Luz, Alicia Moreau crea en 1910 el Ateneo Popular, institución con características similares. A su vez., se desempeña como secretaria de redacción de Humanidad Nueva, donde aparecen varios artículos con su firma.

Hacia 1914, obtiene el título de médica con diploma de honor con su tesis “La función endócrina del ovario”. Realiza su residencia en el Hospital de Clínicas donde se interioriza de la realidad sanitaria de las mujeres argentinas. Un año más tarde, desempeñándose como ginecóloga, instala un consultorio en la calle Esmeralda al 900.

En ese mismo año, sus preocupaciones por la educación la llevan a popularizar un método educativo nuevo (creado por la italiana María Montessori). El mismo, tenia como idea principal, colocar al niño como centro del proceso de aprendizaje y al docente como coordinador y observador del mismo. Incluso, se desempeña como profesora de la Universidad Nacional de La Plata, a partir de las gestiones que Enrique del Valle Iberlucea (un amigo cercano) realiza ante el rector, Joaquín V. González.

En 1919, la doctora Moreau, recibe una invitación para un Congreso médico en EEUU. En esta travesía debe cruzar la cordillera de los Andes a lomo de mula para poder embarcarse desde Santiago de Chile, ya que no consigue pasaje en Buenos Aires. En este viaje, representa a las trabajadoras de nuestro país en el Congreso Internacional de Obreras de Washington. A su regreso a Buenos Aires, cierra la revista “Humanidad Nueva” y comienza al poco tiempo a dirigir una nueva publicación, “Nuestra Causa”, que funciona como órgano de difusión de las ideas de la Unión Feminista Nacional.

EL SOCIALISMO: En 1920, Alicia Moreau se afilia al Partido Socialista en el que militará toda su vida. Cuatro años más tarde se casa con su líder Juan Bautista Justo y tienen tres hijos.

A partir del casamiento, Alicia entabla una excelente relación con su suegra, Aurora Castro de Justo, quien había trascendido a fines del siglo XIX, por su decisión de divorciarse de Juan Felipe Justo. Aurora se había hecho cargo de los cinco hijos de Juan B. Justo al fallecer su primera mujer, Mariana Cherkoff, una de las tres hermanas fundadoras del Centro Socialista femenino. La relación entre Aurora y Alicia trasciende la muerte de Juan B. Justo que se produce en 1928.

Hacia 1927 se produce la fundación de La Casa del Pueblo, una de las bibliotecas con más volúmenes del país. Sin embargo, dentro del Socialismo operaban luchas internas que llevarán a la separación de los llamados “Independientes”. Poco tiempo después, integrarán la Concordancia de 1932 presidida por Agustín P. Justo y Julio A. Roca (h.), que se postulaban como candidatos. Hacia la década del treinta, el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen y el comienzo de la década infame marcan el inicio de una época muy dura para los trabajadores de nuestro país. Sin embargo, Alicia Moreau de Justo se compromete profundamente con el Partido Socialista.

En el periodo 1932-1941se aprueban en el Congreso Nacional una serie de leyes tendientes a regular los derechos de los trabajadores, esta legislación era extensiva a las mujeres. Las principales medidas que establecen son:
  • se convierte en ley el “sábado inglés” –los días sábados se trabaja durante mediodía–.
  • establece el cierre de los comercios a las 20 horas.
  • la reglamentación de las licencias pre y post parto para las trabajadoras mujeres.
  • la creación de la Caja de Jubilaciones para los periodistas y reporteros gráficos.
Durante 1932, Mario Bravo presenta en la Cámara de Diputados un proyecto de ley tendiente a establecer el sufragio femenino. La misma obtiene media sanción, sin embargo, no llega a tratarse en la Cámara de Senadores.

El compromiso de Alicia Moreau de Justo con las ideas republicanas se expresa en su participación activa en agrupaciones que apoyan a la República española, a cuyos líderes hacen llegar una significativa cantidad de fondos. Durante la Segunda Guerra Mundial, nuestro país mantiene una posición neutral. En ese período, Alicia forma parte de la denominada Unión Democrática, conformada por radicales, socialistas, comunistas, demócrata-progresistas y conservadores. Este grupo apoya a los aliados y -en el orden interno- propugna el libre funcionamiento de las instituciones democráticas.

ENTRE DICTADURAS Y DEMOCRACIAS

En las elecciones de febrero de 1946, la Unión Democrática no alcanza los votos necesarios. La fórmula que se impone es la del Partido Laborista (Perón-Quijano), sufriendo persecuciones durante todo este periodo por formar parte de la oposición. El socialismo enfrenta a la política de Perón, calificándola de antidemocrática. En este sentido, los socialistas emiten una serie de declaraciones alertando sobre las características autoritarias del gobierno y crean grupos de choque que enfrentan a los grupos más violentos del peronismo.

De esta forma, sumidos en un marco de represión y falta de libertad de expresión, se realizan una serie de atentados contra los locales socialistas y sus bibliotecas, muchos de ellos con bombas molotov, los cuales terminan, en varios casos, con la destrucción total de las instalaciones.

En 1947, Alicia viaja a Europa, donde participa de las Primeras Conferencias Internacionales de Mujeres por la Paz. En ese mismo año se sanciona en la Argentina la ley que permite el sufragio femenino. Sin embargo, Alicia se siente apesadumbrada, ya que sostiene que se trata de una maniobra política y no de una conquista social. A su vez, la represión hacia el socialismo no se detiene, en 1953, durante el segundo gobierno de Perón, la Casa del Pueblo es víctima de un atentado perpetrado desde el poder y se derrumba bajo las llamas.

El derrocamiento de Perón en 1955, conlleva la instauración de la Revolución Libertadora encabezada por Pedro Eugenio Aramburu. En noviembre, Alicia Moreau de Justo integra—siendo la única mujer— la Junta Consultiva, cuyo objetivo es sentar las bases electorales y constitucionales que regirán el país. Entre estas bases se encuentra la proscripción del peronismo.

Sin embargo, a pesar de haber estado casi una década operando en la clandestinidad, el Partido Socialista contiene disidencias internas. Esto se manifiesta en el acto organizado por ese mismo partido el 1 de mayo del 1956 –que alcanza una concentración importante de personas–: Alicia Moreau de Justo y Alfredo Palacios son aplaudidos con entusiasmo por los asistentes por el contrario otro miembro, Américo Ghioldi, recibe el repudio de los manifestantes. Los militantes no le perdonan su acrítica adhesión a la Revolución Libertadora. Las tensiones internas se intensifican en el XLI Congreso del Partido y culminará a fines de noviembre con la renuncia de Ghioldi a la dirección del partido. En su lugar asumirá la mismísima Alicia Moreau de Justo.

Hacia 1958 la división del Partido Socialista se concreta bajo el contexto de las elecciones presidenciales, que consagran presidente de la República al candidato de la Unión Cívica Radical Intransigente, Arturo Frondizi. Así, por un lado, la facción de Alicia Moreau y Palacio, (que es la mayoritaria) se queda con gran parte de los locales partidarios y con el diario institucional La Vanguardia. De ahora en más, se los conocerá como Partido Socialista Argentino. Por otro, el sector de Ghioldi y Nicolás Repetto conforma el Socialismo Democrático.

Hacia 1962, un golpe de Estado derroca al gobierno de Frondizi. Bajo el interinato de Guido se celebran elecciones presidenciales, obteniendo la victoria el candidato de la Unión Cívica Radical del Pueblo, Arturo Illia. Tras la muerte de Alfredo Palacios en 1965, Alicia Moreau de Justo asume la Secretaría General del Partido Socialista Argentino. Sin embargo, las actividades de los partidos de izquierda estarían vedadas en lo institucional por un nuevo golpe militar, encabezado por el general Juan Carlos Onganía en 1966, el cual se autodenomina Revolución Argentina. Una vez más, los militares prohíben todo tipo de actividad política, cierran el Congreso e intervienen las Universidades (Noche de los Bastones Largos).

En 1968, Argentina atraviesa serios problemas sociales y económicos. En 1969, al calor de la crisis económica y social, se produce un movimiento de protesta masiva que tiene lugar en Córdoba, que formará parte de los anaqueles bajo el nombre de “Cordobazo’. A raíz de esta protesta, la dictadura pierde legitimidad y luego de una serie de idas y venidas se llama a elecciones. Héctor Cámpora triunfa en las nuevas elecciones, quien representa en realidad al general Perón. De esta forma, al poco tiempo, luego de la renuncia de Cámpora, Perón retorna del exilio y asume la presidencia en 1973.

En 1974, tras la disgregación del Partido Socialista, Alicia Moreau llama a la unidad del “viejo tronco socialista”. Si bien no participa de esta coalición, brinda su apoyo para la conformación del Grupo de los Ocho. Esta asociación representaba una alianza de distintos partidos políticos opositores, que reclamaban la vigencia de las instituciones democráticas ante los desvíos que se evidenciaban bajo el gobierno de María Estela Martínez de Perón y su ministro de Bienestar Social José López Rega.

En 1975, Año Internacional de la Mujer, se llevan a cabo varios homenajes a Alicia que cumplía 90 años. Dentro de estos actos varios dirigentes socialistas toman la palabra, entre los que se destacaba Américo Ghioldi, quien a pesar de la ruptura le tenía gran respeto.

El 24 de marzo de 1976 inaugura en la historia argentina la etapa más oscura: se produce el golpe de Estado encabezado por el general Jorge R. Videla, el brigadier Orlando Agosti y el almirante Emilio Massera. Bajo el nombre de “Proceso de Reorganización Nacional”, el Estado Militar desarrolla un plan sistemático de represión y exterminio de la oposición (que ellos denominaron lucha antisubversiva), provocando, además de cruentos asesinatos, la desaparición de 30.000 personas.

En este periodo, Alicia Moreau brindó apoyo a la lucha de las Madres de Plaza de Mayo. Esta agrupación estaba formada por madres a quienes la dictadura había secuestrado a sus hijos (“los desaparecidos”). De esta forma, se concentraban en la Plaza de Mayo, donde realizaban una ronda alrededor de la pirámide reclamando por la aparición con vida de sus hijos. Alicia sostenía que “lo más importante es el ejemplo que le han dado a la mujer, el ejemplo de mujeres valientes”. Durante la dictadura, una de las pocas formas de oposición es a través de las solicitadas. Alicia participa en varias, entre ellas la que reclama por la libertad de Alfredo Bravo, representante del socialismo.

En l983 festeja el regreso de la democracia que lleva a Raúl Alfonsín, candidato de la Unión Cívica Radical, a la presidencia. En 1984 es elegida la Mujer del Año y la Universidad de Buenos Aires le entrega un premio como Médica del Siglo. En 1985 la declaran presidenta honoraria de las Primeras Jornadas de Mujeres Socialistas. Hacia finales de ese año recibe con alegría la sentencia que condena a prisión perpetua a los jefes militares del “Proceso de Reorganización Nacional”, juzgados durante el gobierno democrático. El 12 de mayo de 1986 a la edad de 101 años , Alicia Moreau fallece, dejando tras de sí una trayectoria de compromiso público como lección para el futuro.

Fuente: Biografía basada en la de la Revista Todo es Historia Biografía a cargo de Ana Carolina López

Cecilia Grierson

(n. Buenos Aires, 22 de noviembre de 1859; m.Buenos Aires, 10 de abril de 1934), fue la primera médica argentina.

En Buenos Aires ingresa a la Escuela Normal Nº 1 fundada por Emma Nicolay de Caprile, que otorgaba el título de Maestra de Grado Primario recibiendo el mismo en 1878.

En ese mismo período, sumamente impactada por la enfermedad que padecía su mejor amiga Amelia Kenig, determinó que su vida necesitaba un profundo cambio y se decidió por la medicina, entusiasmada por las ciencias naturales, pero también con la esperanza de ayudar a curar a su amiga. Hasta ese momento ninguna mujer argentina había osado ingresar a tal carrera y luego de superar serios obstáculos por su condición de mujer logró graduarse en 1889.

Se graduó el 2 de julio de 1889 en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, a los 30 años. Pero antes de recibirse, en 1886, fundó la Escuela de Enfermeras del Círculo Médico Argentino.

En su tesis de graduación, Histero-ovariotomias efectuadas en el Hospital de Mujeres desde 1883 a 1886, hacía notar que "casi todas las operadas de histero ú ovariotomias sufren una modificación pasajera y notable del carácter, una irascibilidad, aún en aquellas que antes de operarse lo tenían suave y apacible se enojan con todo el mundo, reniegan contra el médico, los practicantes, etc., hasta con las personas de la familia á la cual no quieren ver. Les acomete una desesperación, porque creen que se van á morir, sienten neuráljias, desfallecimientos, claman, gritan y en seguida se les pasa el ataque, ya sea con una palabra de dulzura, ya con un reto de las personas que se les pueden imponer, y á veces basta la presencia del practicante que las cuida, para que vuelva á establecerse la calma."

Siguiendo en la tesis, describe el IV CASO. Se trata de "Maria N, india del Chaco, de cara pintada, de 40 años más ó menos, la trajeron cautiva hace dos años... Esta enferma con las pocas palabras que habla, nos ha hecho conocer que su enfermedad principió hace tres años... Debo hacer notar una cosa que parece propia de esta clase de gente, habituada hasta cierto punto á todas las fatigas y las privaciones de la vida, y es la indiferencia, por así decirlo, que mostraba á la temperatura de 40° que presentó el segundo día de operada, pues esta enferma nos pedía muy tranquilamente permiso para levantarse."

Según el Feminist Theory Website de la Universidad Virginia Tech, Cecilia sufrió el ridículo y el aislamiento en su paso como la única mujer de la Facultad, luego de la cual tuvo que dar una prolongada batalla legal para poder ejercer.

Se inició en el Hospital San Roque (Hoy el Hospital General de Agudos José María Ramos Mejía) dónde tenía un pequeño consultorio y dónde además funda la Primera Escuela de Enfermeras y la la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios.

Integrante en 1892 a 1899 en el Consejo Nacional de Educación, trajo a la Argentina un nuevo plan de estudios profesionales, luego de una visita por Europa enviada por el Gobierno Argentino. Ese mismo año publica su primer libro Educación Técnica para la Mujer y en 1910 publica su segundo libro: La educación del ciego y Cuidado del enfermo.

En 1905 inicia el Instituto Argentino para Ciegos y en 1907 funda la Asociación de Obstetricia Argentina y el Liceo de Señoritas del que fue también su profesora.

En 1906 concluyó un extenso estudio del Código Civil, en el cual mostraba que las mujeres casadas tenían en estatus de niños en la Argentina, discriminándoselas en mayor medida que a las mujeres solteras o viudas respecto de los mismos derechos civiles de los hombres adultos. Recién en 1926, alcanzaría a ver algunos cambios "cuando se reformó el Código Civil con la incorporación de muchas de las demandas acerca de la condición de la mujer en el país, como la posibilidad de disponer de sus propias ganancias, formar parte de sociedades civiles o mercantiles, etc." Además, en este mismo año, funda una escuela técnica y de labores domésticos para mejorar la inserción económica de las mujeres.

En 1910 presidió el Congreso Argentino de Mujeres Universitarias, (que había sido fundado en 1905 por, en tre otras, Elvira Rawson de Dellepiane) y el "Primer Congreso Feminista Internacional de la República Argentina", donde se analizaron temas como la situación de las mujeres en la educación, la legislación, el abandono de los hijos, la necesidad del sufragio femenino.

Fue sufragista y pionera en la lucha por los derechos de las mujeres, propugnando una reforma civil y política para terminar con la discriminación en el ámbito educativo y en el terreno político.*6

Fue también pintora, escultora y gimnasta, donó una escuela en Los Cocos (Córdoba) dónde vivió sus años de jubilación y en su casa hizo un lugar de descanso de artistas y médicos.

Recibió incontables galardones y homenajes para una vida plagada de resultados en favor de la educación y la medicina Argentina.

Buenos Aires, Córdoba y Los Cocos le rinden homenaje imponiéndole su nombre a una de sus calles. Hoy la Escuela Nacional de Enfermería se llama Cecilia Grierson. El hecho que más le dolió fue que nunca pudo ejercer una Cátedra en la Facultad de Medicina: “Intenté inútilmente ingresar al Profesorado de la Facultad en la Sección en la que podía enseñar [...] No era posible que a la mujer que tuvo la audacia de obtener en nuestro país el título de médica cirujana, se le ofreciera alguna vez la oportunidad de ser jefa de sala, directora de algún hospital o se le diera algún puesto de médica escolar, o se le permitiera ser profesora de la Universidad. Fue únicamente a causa de mi condición de mujer (según refirieron oyentes de los miembros de la mesa examinadora) que el jurado dio en este concurso de competencia por examen, un extraño y único fallo: no conceder la cátedra ni a mí ni a mi competidor, un distinguido colega.

Falleció el 10 de Abril de 1934 y fue inhumada en el Cementerio Británico de Buenos Aires.

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