jueves, 2 de septiembre de 2010

El Hombre del Camión y otras Yerbas

por Adam Pedrini (Resistencia, Chaco)

Cuando en 1989, Carlos Saúl Menem asumió la Presidencia de la República, sabía que para llevar con éxito y sin oposición interna la política liberal y la entrega del patrimonio nacional a los grandes grupos económicos extranjeros, tenía de movida que quebrarles los brazos a los dirigentes gremiales, que conducían los Sindicatos más importantes del país. Menem, hombre de la noche, la timba, las mujeres y otras adicciones sabía que los gremialistas al igual que él, ninguna orinaba agua bendita.

Llamó al señor Nº 5, que en la jerga oficial se denomina al jefe del Servicio de Informaciones del Estado (SIDE), Juan bautista “Tata” Cofre y le pidió que le confeccionaría impecables “dossier”, de algunos dirigentes obreros, que eran más empresarios que representantes gremiales como Armando Cavallieri de Empleados de Comercio, Lezcano de Luz y Fuerza, Diego Ibáñez del Supe (Sindicato Unión Petroleros del Estado) y muchos más. Cuando el entonces presidente y hoy patético senador de la Nación, tuvo lo solicitado los fue convocando de a uno y les entregó las carpetas prolijamente preparadas y donde había una radiografía completa de la vida pública, privada, íntima, dinero depositado en el exterior, bienes en el país y en el extranjeros, estancias, departamentos, country etc.

Quienes recibieron en manos propias semejante y exhaustiva información sobre toda su vida, solo inclinaron la cabeza y poniéndose de pie dijeron mansamente “A la orden, señor Presidente, para lo que usted disponga, estamos a sus órdenes”.

De allí en más, la dirigencia gremial brilló por su ausencia, mientras Menem, Cavallo, Dormí, y la larga cola de adulones y alcahuetes que lo secundaban como hoy pasa con los Kirchner, votaban cualquier cosa y los activos nacionales recuperados por Perón desde 1946 en adelante eran entregados al postor que más coima pagaba, los “defensores” de los obreros despedidos y explotados estaban en sus “cuevas” callados vergonzosamente. Comieron y tomaron tanto durante los 10 años y seis meses del menemato que cuando salieron a la luz, el periodismo los bautizó como “los gordos”, y cargaban sobre sus espaldas un enorme desprestigio que se sintetizaban en las encuestas cuando nos enseñaban que el 86% de la sociedad argentina los repudiaba.

Hoy Menem está solo y repudiado. Es la misma radiografía que les espera en un futuro cercano de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, ambos hechos en un mismo sesgo de autoritarismo, exhibición sin pudor de su riqueza incrementada en forma por demás “inteligente” durante su permanencia en el gobierno que dejarán en el 2011. Saldrán de la Casa Rosada y de Olivos sintiendo la orfandad y el repudio de la opinión pública, a la que manipularon con malicia durante muchos años.

Los Kirchner, demuestran hoy una profunda debilidad política debido a los distintos frentes que supieron abrir. Para ellos los adversarios no existen, los que no acatan sus deseos y órdenes son enemigos y como tal hay que exterminarlos

Es por esta circunstancia y no otra que tuvo que tragarse el sapo de aceptar la imposición que le formuló Moyano y que no fue otra cosa que asumir la presidencia del PJ en la Provincia de Buenos Aires. Con su ascenso Moyano, consiguió lo que hace añosa los desprestigiados dirigentes del sindicalismo argentino viene anhelando y es que ellos dejen de ser un sector más de los varios que están representados en la mesa formal de conducción del PJ bonaerense para convertirse en el actor principal que conduzca el partido.

Moyano pasó a controlar la más grande maquinaria política de la Argentina, con poderío en el conurbano. Junto a Kirchner y Scioli que ponía cara de un cuatro de copas dijo altanero “Seremos la garantía del triunfo del 2011”. Pretende ser él el candidato a gobernador de Buenos Aires.

Los denominados “caciques distritales” del peronismo bonaerense, son los que manejan en realidad las cientos de estructuras electorales en pueblos y ciudades de la Provincia.

Hasta ahora se muestran remisos a la llegada del camionero, pues ellos querían la mesa colegiada, pero Moyano se impuso utilizando los métodos ya clásicos modales sindicales.

Moyano se verá en figurilla para convencer a muchos de los Intendentes que hasta ahora miran con resignación las candidaturas de Kirchner o Cristina.

Kirchner sabe que pierde por escándalo en la Capital Federal, Córdoba, Santa Fe y Mendoza y que para equilibrar tanta diferencia debe sacar no menos del 50% en la Provincia de Buenos Aires, algo imposible de conseguir por ahora. Tiene claro que en una segunda vuelta lo trituran. Es por ello que ha lanzado a Amado Boudou que viene de la UCEDE, a Sergio Masa, que también viene del mismo palo de los Alzogaray, a su hermana Alicia y a Randazzo

Daniel Scioli, no sabe lo que significa la lealtad. Como ve que Kirchner le está moviendo el piso en la Provincia, ya le encargó a su gran amigo, el empresario gastronómico Florencio Aldrey Iglesias que tome contacto con Luís Barrionuevo, para conversar por ahora en forma reservada con Eduardo Duhalde. Quiere preparar el terreno por las dudas para pegar el salto y ser candidato del Peronismo Federal, una cuestión no fácil de resolver por cuanto está Francisco de Narváez, quien camina incansablemente el territorio bonaerense y la gestión de Scioli –lo reconocen en la propia Casa Rosada- no existe.

Por ahora lo que tenemos en el escenario es Hugo Moyano, poderoso y con muchísimo dinero. Evangelista confeso, prepara a su hijo Pablo para que lo suceda en la conducción del gremio. Salvo algunas aristas no tan iguales el sesentón Hugo Moyano quien supo estar preso por drogas, me hace acordar un poco a líder camionero norteamericano, desaparecido en forma nunca resulta Jimmy Hoffa, a quien el Presidente Kendeny lo envió 17 años a la cárcel, por sus vinculaciones con la mafia y no haber podido explicar como tenía tanto dinero.

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