miércoles, 26 de mayo de 2010

La Argentina del Bicentenario, Argentina del Consenso

Estos días de la Patria, hemos visto con beneplácito la euforia y alegría de ciudadanos en nuestra ciudad capital, aplaudir, cantar y vitorear, a los hombres representativos de nuestra historia, en el himno, marchas y canciones patrias, interpretadas por reconocidos músicos nacionales acompañando a los ciudadanos y también colectividades extranjeras que se sumaron a estas celebraciones.

Nuestros valientes malvinenses, adquirieron con su presencia, la grandeza responsable de jóvenes que contribuyeron al recupero de nuestra soberanía que aún sin victorias concluyentes, evidenciaron su valor y sentido de pertenencia. Gesta esta que no fuera validada con justicia, en un mezquino gesto de castigo a quienes condujeron, en tanto los olvidados y desestimados fueran, en su mayoría, jóvenes provincianos, con sueños y proyectos a futuro.

Me recuerda este hecho el tamaño despropósito de negar la custodia de los Granaderos en Yapeyú, Corrientes.

Hemos visto la misma expresión en los rostros de los asistentes, el gesto de unión en idéntica interpretación, pese a las diferentes ideologías.

A esto llamo yo la Argentina del Consenso, unida en una emoción diferente, que puede ser la base de una Argentina mejor, ya vimos pasar en la Argentina del Recuerdo, a nuestros pueblos originarios, a quienes nos conquistaron, a ese pueblo que construyó su libertad e independencia, a gobiernos constitucionales derribados, a gobiernos militares y hoy en esta democracia complicada, donde la transición de unos y otros gobiernos, dejó mezclas que como injerto no satisfacen.

El hombre en su búsqueda permanente debe buscar caminos y no atajos, y en eso estamos.

Cuál es la base de este nuevo horizonte de primera década para fundar un nuevo siglo recién iniciado, ¿seremos capaces de reconstruirnos en unidad?

¿Seremos capaces de reconocer nuestras capacidades para ejercer nuestros roles en bien del país y sus gentes? Si conocemos nuestros orígenes, si reconocemos nuestras debilidades ¿trabajaremos nuestras fortalezas para ser mejores? Vivir es el compromiso con uno mismo, es un deber que requiere coraje, a veces amargura y otras felicidad, vivir y crecer en la construcción permanente de una persona mejor y feliz y poder ver los frutos de este esfuerzo, es una bendición de Dios y un derecho al que todos aspiramos.

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