viernes, 25 de junio de 2010

El Anillo

Gentileza: Procurador Eliceo Nuñez - M.P.Nº165 S.T.J.Ch (Resistencia, Chaco)
Un Joven se acercó a un Anciano que tenia fama de Sabio a contarle sus cuitas.
-Vengo, Maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

El Sabio sin mirarlo, le dijo:
-Si quisieras ayudarme tú a mí, tal vez después te podría ayudar.

-Encantado, maestro -contesto el joven.

-Bien -asintió el maestro. Se quito el anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agrego: -Ve al mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Pero no aceptes menos de una moneda de oro.

El joven tomo el anillo y partió. Cuando mencionaba a los mercaderes que solo pedía una moneda de oro, algunos reían, otros lo dejaban solo… Alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven, que tenia instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, rechazo la oferta.

Regreso abatido por su fracaso. -Maestro -dijo-, lo siento, no pude conseguir lo que me pediste. No creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

-¡Que importante eso que acabas de decir joven amigo! -contesto sonriente el maestro-. Debemos saber primero su verdadero valor. Ve al joyero. ¿Quién mejor que el para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por el. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joyero examino el anillo a la luz del candil con su lupa, lo peso y luego dijo al joven: -Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ahora, no puedo darle más de 58 monedas de oro por su anillo.

-¡Cincuenta y ocho monedas de oro! -Exclamo el joven.

-Si, replico el joyero. -Y con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas de oro.

El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-, Tu eres como este anillo: Una Joya, Valiosa y Única. Y como tal, solo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor? Solo DIOS sabe lo que verdaderamente vales. Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño.



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