jueves, 24 de junio de 2010

Llamados al amor

A ver si nos ponemos de acuerdo. Cuando hablamos de las consecuencias del amor, y del amor, ¿será que hablamos de lo mismo? ¿Tiene el mismo significado para todos, o pensando que todos entendemos lo mismo hablamos de cosas diferentes? Hoy el País, en su conjunto, está debatiendo cosas que no se ponen de acuerdo: La relación de pareja, matrimonios, consecuencias del amor¿?… ¿Amor?... ¿¿¿???
Ya que es un tema común para todos, los invito a leer, profundizar y debatir el tema siguiente:

Llamados al amor
Esquema:
  1. Amar, una cuestión vital
  2. La crisis de occidente: -sensualista, -consumista, -sentimental, -sexual
  3. Sus señales: -fantasía, -egocentrismo, -inmadurez, -posesión, -reticencia.
  4. El amor verdadero: el poder de producir amor.
  5. Sus señales: -cuidado, -responsabilidad, -respeto, -conocimiento en profundidad.
  6. Hacia la civilización del amor.
1. Amar, una cuestión vital
Vamos a hablar de un aspecto realmente vital, que es el amor y la madurez afectiva. Porque saber amar equivale a saber vivir, ya que en verdad no vivimos sino que convivimos.
Todos tenemos más o menos conscientemente, el miedo a no ser amados, pero inconsciente y mayor está en cada uno el temor de no saber darnos, de no ser capaces de amar.

Mirando lúcidamente la historia de la humanidad, a lo largo y a lo ancho del tiempo y del espacio, descubrimos como el móvil más profundo de sus esfuerzos, la necesidad de superar la conciencia de la separatividad con los otros, de abandonar la prisión de la soledad y el aislamiento, y de alcanzar la anhelada unión como respuesta a una misteriosa vocación común. Pero esto nunca ha sido fácil, y bien pudo decir al experimentarlo vivamente un conocido filósofo actual, que “el infierno es el otro”, sin dejar por eso de intuir detrás de la amarga queja, que el otro hubiera podido y debido ser un cielo.

Hubo un antiguo escritor chino, que en su intento por describir y diferenciar ambas experiencias radicales del infierno y del cielo, nos pintó dos escenas paralelas. En la primera hay una inmensa sala, en cuyo centro está una enorme olla con arroz, alrededor de la cual hay muchísimos hombres parados con las manos atadas a la espalda, y con unas cucharas de largo mango en las bocas, muy hambrientos, tratando de alimentarse cada uno a sí mismo sin lograrlo nunca, y cada vez sintiéndose más frustrados, hambrientos y desesperados; y esto por toda la eternidad…; eso sería el infierno. Al otro lado en la otra escena, se repite lo de la olla, los atados, las cucharas. Pero a diferencia de la anterior y por turno, cada uno se ocupa de depositar el alimento preciado en la boca del que tiene en frente, que una vez saciado toma con los dientes su cuchara y repite el gesto de servir al otro, y así todos cada vez más satisfechos, plenos, felices…; y eso también por toda la eternidad; sería el cielo. Detrás del cuento, con todas sus limitaciones, late la intuición cierta de que tales posibilidades alternativas y futuras, se adelantan y anticipan ya en la tierra, de acuerdo al éxito y fracaso en el trato con los demás. El famoso escritor ruso Dostoiewski, en su obra “Los Hermanos Karamasov”, lo sintetiza y sentencia categóricamente: “el infierno es la soledad”. El fracaso radical en las relaciones personales no puede ser asumido sino como una honda frustración, que puede llevar al borde del suicidio, la locura o cualquier otra forma de alienación y retraimiento del mundo exterior como la droga y el alcohol, o el sexo, el trabajo y el estudio vividos como obsesiones.

2. La crisis de occidente
Todos constatamos que Occidente está pasando un tiempo de crisis, que abarca muy distintos órdenes: cultural, económico, social, moral, etc., pero en su aspecto más profundo asistimos a una crisis del verdadero amor, que se intenta sustituir por una serie de formas de pseudoamor que circulan, y no hacen más que devaluar y falsificar el ideal original, que pasa por moneda rara y exótica.
  • En primer lugar se nos presenta el tipo de amor sensualista, para el cual amar consiste en una sensación grata y placentera, equivale a sentir y gozar, cuestión de piel ¿viste?... Este “amor” tan superficial, que podríamos llamar epidérmico, se caracteriza por su fugacidad como toda sensación física que por intensa que sea es siempre pasajera y caprichosa. Es el de aquellos que se juran amor eterno por este fin de semana, y el de los que gritan “piedra libre”, ya que todo está permitido porque “lo siento”; claro, esto hasta que dejan de sentirlo…
  • También se da, hija de nuestra sociedad de consumo, la forma de amor consumista. Una especie de compraventa, en el que las partes tratan de lograr un intercambio lo más favorable posible a los propios intereses. Por un lado la cosa está en “tener cancha” para comprar, es decir invirtiendo lo menos de sí, conseguir del otro lo más que se pueda. Dándole poco, casi nada, sacarle mucho, hasta adquirirlo como una cosa más que se obtiene para uno. Por otra parte, la cancha está también en saber vender el producto de uno mismo, o sea ofrecerse y exhibirse a modo de una mercadería apetecible e irresistible para dejarnos con ganas. La moda ayuda a estas veleidades, así si bajan las polleras de las chicas bajan, también sus escotes, si suben los escotes, suben las polleras. Y los chicos han entrado por la misma variante: abrirse las camisas para mostrar el pecho; subirse las mangas para que vean los bíceps. A ajustarse los pantalones todos se ha dicho. Lo importante es tener pinta, sex appeal, hacerse más atractivos con la ilusión de ser más amados o porque se tiene más direcciones disponibles para salir en la libreta, o porque es más solicitada para bailar en la fiesta. Son muchos los que haciéndose más populares, llegan a creer que son exaltados, cuando en realidad sólo son exhibidos.
  • También está el amor sentimental y novelesco, que se enseña en la mediocre cátedra de las telenovelas, fotonovelas, películas, boleros, etc. Casi todos, alguna vez, hemos conocido la experiencia de un enamoramiento, ese encuentro inesperado, que como una chispa maravillosa que produce un contacto súbitamente intenso, encendiendo una hoguera deslumbrante, que ilumina y llena de calor nuevo las vidas de los enamorados. Pero el milagro en cuestión es en gran parte fruto de la intensa sensación de soledad previa y de la imaginación que idolatra y proyecta todos los gustos y virtudes adjudicándoselas al otro, que no es ciertamente el otro, sino una sublimación ideal fabricada a imagen y semejanza propia: ¡es bárbara, fabulosa; piensa, siente y es igual a mí…! Por eso el embate del tiempo y la realidad, hacen tambalear pronto al enamoramiento idolátrico, que si no está sustentado en más base que la ilusión, no tardará en tornarse desilusión, desengaño y aburrimiento para aquellos ciegos amantes que han ido recuperando la vista, y que ya empiezan a dirigirla en otras direcciones, buscando otro “milagrito”.
  • Pero más común es la reducción que hace del amor verdadero el genitalismo o amor sexual. Hunde este sus raíces en la teoría freudiana de la líbido, y en la aguda conciencia de post-guerra acerca de la fugacidad de la vida: “por cuatro días locos que vamos a vivir…” Para esta visión el objeto de la existencia es la máxima gratificación, que se logra con la satisfacción plena y desinhibida del impulso sexual, con lo que se alcanzaría automáticamente la salud mental y la felicidad. Sin embargo, la relación entre felicidad y sexo no parece cumplirse totalmente. Si así fuera, aquellos que hacen profesión de la prostitución y el donjuanismo, serían los tipos más realizados, cuando habitualmente representan a la parte más sufrida y torturada de la humanidad. Pero este engaño se hace hoy cruelmente patente, también, para muchos, y los divanes de los psicoanalistas se llenan de “liberados”. Es que el acto sexual sin amor, nunca elimina el abismo que existe entre dos seres humanos más que fugaz e ilusoriamente, acrecentando lastimosamente el sentimiento de soledad. Esto mismo se aplica a la masturbación.

3. Sus señales
Algunas señales denotan y develan a esos pseudoamores que se quieren encubrir con ropaje de amor y obscaculizan la madurez afectiva.
  • Una de ellas es la fantasía, que hace vivir esperando el objeto amado (el príncipe azul o la princesa rosa), para entonces sí poder amarlo. Lo que equivale a un mal pintor que estuviese aguardando a la modelo perfecta creyendo que entonces sabría pintarla.
  • Otro indicador es el egocentrismo, que busca al otro para satisfacer las propias necesidades (“te amo porque te necesito”), es el narcisismo de quien clama porque quiere ser querido pero que no está tan dispuesto ni convencido de que quiere querer (“te necesito porque te amo”).
  • También delata la inmadurez, que no procura la verdadera integridad de dos que siendo de alguna forma uno, siguen sin embargo siendo dos; por el contrario ella produce una especie de unión simbiótica, de fusión que es confusión y menoscabo para una de las partes o para ambas, ya sea la forma pasiva del masoquismo por la que uno se anula en una dependencia enfermiza de la pareja, o en la forma activa del sadismo por el que una parte denigra cruelmente la identidad de la otra haciéndole traicionar su intimidad.
  • Otra inequívoca señal de amor infantil, es la desordenada tendencia posesiva de aquellos afectófagos que apremian continuamente al otro con exigencias afectivas insaciables y crecientes, que acaban por asfixiarlo y hartarlo de recriminaciones y celos infundados, nacidos de la propia inseguridad. Son como un barril sin fondo que nada ni nadie puede llenar: “a mí nadie me quiere…”
    Esta tendencia no solo es común en las parejas, sino también se refleja en algunas amistades posesivas llevadas adelante entre chicos o chicas de manera excluyente y cerrada, como si fueran noviazgos (homofilia).
     
  • Por último se descubre la incapacidad de tomar la iniciativa en el amor en los reticentes que permanecen a la defensiva, desojando la margarita: “me quiere mucho… lo querré mucho; poco… poco; nada… nada”. Aman porque, cuando y cuanto los aman; la voz del Señor en el Evangelio les está reprochando: ¿qué mérito tienen…?

4. El amor verdadero
El amor verdadero, en cambio, empieza y se desarrolla cuando se rompe la cáscara del egoísmo y se consideran las necesidades del otro tan importantes como las propias; cuando se comprende que el amor es una avenida de doble mano, porque hay que dar y recibir, y deponiendo el gesto infantil de querer tragárselo todo llevándoselo a la boca, uno experimenta con sorpresa que, curiosamente, hay más felicidad en dar que en recibir.
Solo entonces se conoce la fuerza y fecundidad del amor, que es un poder activo capaz de producir y crear amor allí donde no existía. Y ya no se espera tanto el objeto amoroso que tome la iniciativa para amarnos, sino que es uno el que se lanza a sembrar amor a su alrededor, sustituyendo el “amo porque me aman”, por el nuevo: “me aman porque amo”.

5. Sus señales
Como en las formas del pseudoamor, el amor maduro también se muestra con sus características propias. Estos elementos básicos son: el cuidado, la responsabilidad, el respeto y el conocimiento del otro.
  • Cuidado implica la preocupación activa por el bien y el crecimiento ajeno, en una actitud permanente de solicitud y dedicación.
  • Responsabilidad es saber responder a las necesidades expresadas o no por la otra parte.
  • Respeto es aceptar que el otro sea distinto a mí, para que se pueda dar el enriquecedor complemento, abandonar todo intento de explotación y de agresividad ya sea de palabra o de obra, porque se ha comprendido que el otro, como uno, es un ser sensible, como si fuera de cristal y que si es golpeado sin consideración quedará rajado y herido para siempre, por más que después intente pegotear y arreglar las cosas con un perdón y arrepentimiento tardío.
  • Y amar exige una relación de conocimiento personal profundo, que hace profundo al que ama, le mueve a abandonar la superficie, dejar la periferia del otro y penetrar hasta su meollo, su centro y desde el núcleo personal entablar una relación central, que irá atravesando las barreras en una zambullida agradecida y gozosa en el misterio del amado. Relación que, por ser auténtica revalación, jamás aburrirá, ya que las tonalidades y armonías ocultas en el corazón humano, imagen de Dios son infinitas.

6. Hacia la civilización del amor
Y para vos, hasta hoy, ¿qué ha sido el amor? ¿Has sabido amar? Ciertamente amar es un arte práctico y nadie nace sabiéndolo, a amar se aprende amando, como a caminar se aprende caminando, claro… después de algunos porrazos… Tal vez te sentís por el suelo y con ganas de tirar la toalla, después de haber recibido un golpe demasiado fuerte en este duro combate por aprender a amar de verdad. En este momento hay alguien que te tiende la mano con amor para ponerte de pie. Empezará por amarte, dejalo, El sabe bien este arte, El lo inventó, y quiere enseñarlo a sus amigos, especialmente a los jóvenes. Hoy Jesús nos invita: “¿Quieren vivir; se animan a amar y a construir conmigo una civilización nueva, donde el principal interés no esté en tener, poder o aparecer sino en amar, y esto no de palabra sino de obra y de verdad, la Civilización del Amor, mi Reino? Y… ¿Qué le responderemos?...

Comisión Nacional Prioridad Juventud
Buenos Aires, marzo de 1984
Bibliografía:
Fromm, Erich. “El arte de amar”, ed. Paidós, Bs. As. 1966

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1 comentario:

  1. OHHHH EL AMOR, UN TEMA ACTUAL COMO LA VIDA MISMA Y A LA VEZ TAN ANTIGUO COMO ELLA.
    ¿QUIEN PUEDE ASEVERAR COMO FUNCIONA EL AMOR EN CADA UNO DE NOSOTROS?

    ¿PORQUÉ ESA NECESIDAD DE SECCIONARLO COMO SI ESTUVIERAMOS HACIENDO SU AUTOPSIA?

    ¿TAL VEZ DESDE EL AMOR SEREMOS CAPACES DE EVALUAR LAS PROFESIONES, LOS OFICIOS, LAS OCUPACIONES Y DEDICACIONES....Y AÚN MÁS LAS ACCIONES DE LA HUMANIDAD, CUALES SERÍAN LOS PARÁMETROS, SUS LEYES Y JUECES?

    ESE REDUCTO MÁS ÍNTIMO DE CADA UNO DE NOSOTROS, TAN SOLO, ES CAPAZ DE MANIFESTAR SU CAPACIDAD, SU MADUREZ Y RESPONSABILIDAD Y LA INTENSIDAD DEL AMOR.
    SI ESTABLECEMOS QUE EL AMOR ENTRE EL HOMBRE Y LA MUJER ES LA MÁXIMA EXPRESIÓN DEL SER HUMANO, ¿QUE PASA CON QUIENES ESTAN SOLOS, NO SIENTEN AMOR, NO LO CANALIZAN, NO LO EXPRESAN.......?
    EL AMOR ES UN MOTIVO DE VIDA EN TODO TIEMPO, AYER, HOY Y ESTOY SEGURA LO SERÁ MAÑANA.

    DIFICILMENTE PODAMOS COINCIDIR DE QUE MANERA LO SENTIMOS AUNQUE CONVENGAMOS SOBRE ALGUNOS DE SUS PARÁMETROS, PUES PERTENECEMOS A UNA SOCIEDAD. STELLA MARIS ROMAÑA

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