Se comieron la última frutilla

Por Adam Pedrini

Muchos miles de argentinos, vimos con profunda simpatía y aprobación como gestión de su gobierno, cuando Néstor Kirchner, encaró el cambio de miembros y conformó una nueva Corte Suprema de Justicia, o cuando el Dr. Roberto Lavagna, su ministro de Economía, batallaba en los escenarios económicos del mundo negociando una muy importante quita a la deuda externa argentina o bien cuando se pretendía encarrillar a los dueños de las compañías españolas que habían conseguido tutelar empresas argentinas durante el menemato

Aplaudíamos o escribíamos notas periodistícas apoyando esas y otras medidas y por supuesto, las encuestas nacionales señalaban la alta imagen de popularidad y aprobación que reflejaban las medidas adoptadas.

Fue pasando el tiempo, y Kirchner y su pequeña corte donde se adoptan las más trascendentes medidas, compuesta por su mujer, Carlos Zanini y Julio de Vido, creyeron que el gobierno de la Nación era la lejana y pequeña Santa Cruz, donde gobernó durante 12 años, como el más despótico peón de estancia.

Fueron pasando los días y los argentinos fuimos viendo su carácter, sus ansias irrefrenables de tener en un puño de su mano el control político y económico del país y su desenfrenado amor al dinero y su avaricia, seguramente heredada de su abuelo paterno, recordado en Río Gallegos, como implacable y temido.

Usurero

Todo el pueblo argentino, conoce de que manera incrementaron su enorme fortuna y de la agresividad permanente que exhiben tanto él, como su mujer que hoy detenta el cargo de Presidente de la Nación Argentina.

Se han peleado con las Fuerzas Armadas de la nación, con la Iglesia católica, con los medios de comunicación, tanto escrita como televisiva, con el campo, sean estos ganaderos o agricultores, con la Justicia y destratan en forma permanente a los ciudadanos y dirigentes políticos que no piensan como ellos. Aquí el dilema es uno solo y de hierro: o sos amigo o enemigo y la AFIP, está para hacértelo recordar.

Todo lo construido o heredado del pasado, el matrimonio más repudiado del país, lo fue destruyendo, pero algo importante que seguía mereciendo el respeto de la ciudadanía, eran los miembros que integran la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Pero en el acto, organizado y pagado por el kirchnerismo, el día martes 28 de septiembre frente a uno de los Poderes del Estado, una mujer guaranga, grosera, mal hablada y amenazante, destrató, insultó y amenazó a los miembros del más alto Tribunal de Justicia de la Repúblicas. Es evidente que para llevar estas clases de atropellos, que en otros países nadie concibe, es porque el gobierno se aferra desesperadamente al poco poder que le queda y porque siente el repudio de la mayor parte de la población. Esta mujer en su inconciencia, arengó a tomar el Palacio de Justicia y seguramente como premio a semejante torpeza –que nos hace recordar a los tropelías del nazismo naciente- los Kirchner una vez más la recibirán con todos los honores y pisando la alfombra roja de la Casa de Gobierno.

En el mes de junio de 2008 Kirchner y sus principales figuras, fueron derrotados electoralmente en el Provincia de Buenos Aires. Me permito recomendarle leer, para saber lo que le espera, un hermoso libro que se titula “Elogio de la Traición” y fue escrito por dos escritores franceses Denis Jeambar e Yves Roucaute. Voy a transcribir parte del pensamiento de los autores: “Los políticos son objeto de frecuentes ataques bajo los peores pretextos. Oculto detrás de la máscara del ciudadano , los moralistas, abogados de una sociedad quejumbrosa, los acusan de no cumplir sus promesas, de ceder a la demagogia, hija perversa de la democracia, de estar dispuesto a renegar de lo que sea, con tal de conquistar y luego conservar el poder”

“No traicionar es perecer, es desconocer el tiempo, los espasmos de la sociedad, las mutaciones de la historia. La traición, expresión superior del pragmatismo, se aloja en el centro mismo de nuestros modernos mecanismos republicanos. El déspota, hijo de la traición, aterrado por las conmociones de la vida, se apresura a proscribirle y, con ella, a todo el movimiento de la libertad”

“En las antípodas del despotismo, la traición es, pues, una idea permanente que, a diferencia de la cobardía, evita las rupturas y las fracturas y permite garantizar la continuidad de las comunidades democráticas al flexibilizar en la práctica los principios preconizados en la teoría”….

“Como pasar por alto, por ejemplo, que gracias a ella –la traición- España pudo avanzar hacia la democracia. Sucesor del todopoderoso Caudillo- muerto a los 82 años, después de 39 de ejercicio absoluto del poder-, Juan Carlos se convirtió en el fundador incuestionado de la democracia. Ningún destino puede ser más asombroso que el de este hombre educado para asegurar la continuidad del franquismo y que, apenas accede al poder, lo arroja por la borda. A la sombra del caudillo. Contra él, Juan Carlos ya traicionaba su voto de lealtad y con ello preparaba retorneo de España a la democracia”

En nuestro escenario político tenemos ejemplos de volteretas y minué político verdaderamente asombrosos. Típicos casos de vedetismo y traición tenemos por ejemplo a Aníbal y Alberto Fernández, Ramón Saadi, José Díaz Biancalari, Miguel Ángel Pichetto, los gordos de la CGT, Alberto Iribarne, los Intendentes del Conurbano Bonaerense, José Pampero y Oscar Parrilli, Daniel Scioli y cientos de personales más diseminados en las provincias.

Con lo expuesto, quiero decir que Kirchner será traicionado por los que hoy lo adulan y también se hacen ricos. Ya lo decía Perón: “El pescado se pudre por la cabeza”, y lo peor que tanto Kirchner como su mujer, no han sabido conseguir ser queridos por los argentinos, por ambos son autoritarios, soberbios, rencorosos y vengativos.

Al final, solo espero que exista aunque sea encontrándolo con lupa, un fiscal federal que inicie la acusación contra Hebe Pastor de Bonafini, por intento de sedición contra uno de los poderes del Estado, recordándoles a los Kirchner que propugnan la violencia, que ésta es el miedo a los ideales de los demás.