Recorriendo la historia con distintos tipos de cultura, distintas ideologías políticas, distintos actores en el gobierno, sin cultura ni ideología. Un pueblo siempre disconforme que mira a sus representantes con gestos de desaprobación y vergüenza eleva en alto su grito “¡Que se vayan todos!”, pero no se fueron, se quedaron todos y los que vinieron eran como los otros, de tal modo que la frase ha quedado incompleta, como queriendo decir: -¡Que se vayan todos y que no venga ninguno!