martes, 12 de abril de 2011

Conversión a Cristo

por Juan C. Starchevich

Jesús dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida"

La novedad es un hecho que despierta curiosidad; la curiosidad nos conduce primero a investigar y luego al conocimiento; el conocimiento nos lleva al desafío del compromiso de pertenencia y adhesión; transformándose finalmente en el camino a seguir.
Todo camino a transitar está motivado por algún tipo de interés en el objetivo que está al final del camino, de tal modo que cuando más interesante resulte ese objetivo, mayor será el empeño y el esfuerzo del caminante.

Lograr ese objetivo sería la esperanza que mueve al caminante; la razón de su existencia, es la fe; y el caminar hacia él venciendo todos los obstáculos es la caridad, expresando, entre las tres, la conversión. Porque la conversión no sería plena si no existiese el amor.

La conversión cristiana es la respuesta de fe con esperanza y caridad que impulsa como exigiendo al caminante a una nueva dinámica de la aventura del verdadero amor.

María es la primera persona que se convierte>> a Cristo, desde la novedad, curiosidad y conocimiento que la han conducido al compromiso de pertenencia, adhesión y camino para toda la vida. Leer Lc. 1, 26-38 >>

Al igual que a Ella, Dios hoy nos visita a nosotros y nos pregunta si estamos dispuestos a recibirlo en nuestro corazón y seguirlo. Para que sea nuestro Rey, nuestro Señor.

La conversión nos presenta distintos tipos de estaciones en el camino, como por ejemplo, los momentos de gozos, de luz, de dolor y de gloria.

Los momentos especiales de la vida de Jesús se presentan como misterios en la mente y corazón del caminante. Cada uno de ellos es una novedad que despierta curiosidad….
María es la persona más indicada para enseñarnos el camino porque Ella experimentó en sí misma cada uno de estos misterios en su corazón, en su continuo camino de conversión personal. Por eso María se transforma en Maestra de las Virtudes, por ser Ella el mejor ejemplo de conversión que nos enseña y nos procura la fe, la esperanza y la caridad, nos guía, nos acompaña a imitarla como un tránsito seguro para descubrir a Cristo y caminar con Él.
La conversión es la respuesta de fe en Cristo muerto y resucitado. Es creer que Cristo se da a sí mismo, a nosotros y por nosotros, en su muerte y resurrección.

Conversión significa “metanoia” tomar un nuevo camino, dejando el anterior. Esto quiere decir que debo cambiar algunas o todas mis actitudes, modos de pensar, modos de diversiones, modos de sentir. Debo experimentar un cambio de mentalidad y de sentir. Debo cambiar mi modo de amar.
Debo experimentar un cambio integral, haciendo morir al hombre viejo, mientras va naciendo el hombre nuevo a imagen y semejanza de Dios.

El sacramento del bautismo>> expresa el primer paso de la conversión, en él experimentamos la muerte y resurrección de Cristo. Renunciamos a la vida anterior y al pecado, mientras nacemos a la vida nueva en Cristo, nuestro Señor, creyendo en Él y recibiendo su gracia.

Cada vez que logramos un paso de conversión significa que estamos renovando nuestro bautismo.


María, primer cristiana

Conversión de María (conversión de los santos)
  1. El primer paso de la conversión es el gozo, y continúa con el gozo. Aparece la luz y aumenta su fe.
  2. El segundo paso es una nueva respuesta por parte de Ella, dándole gozo a Dios mediante su amor y fidelidad a Él.
  3. El amor a Dios hace nacer el amor a su creación; comienza el amor al prójimo, marcando el tercer paso de la conversión.
  4. El cuarto paso es el dolor por aquellos que no aman a Dios y corren riesgo de condenarse para siempre. Es la muerte de uno mismo, la noche oscura de la fe, marcando nuevas renuncias, recibiendo humillaciones y dolores. Es la renovación de la fidelidad.
  5. El quinto paso, es la gloria de la resurrección, es la transfiguración, la santidad, la perfección, el cielo.
Entonces, todos estos pasos se llaman camino de santidad, logrado por la Gracia Santificante que Dios, gratuitamente, nos da.

Entre las segundas personas que se convierten a Cristo está José, prometido de María, pero José al principio no le creyó a María, e incluso pensó que ella le fue infiel y que cometió adulterio; luego comenzó a tramitar la ruptura del compromiso matrimonial con María... Pero Dios se manifiesta a José de modo particular y le dice que lo que ocurrió con María es obra del Espíritu Santo. Aquí comienza la conversión de José (conversión del mundo). Leer Mt. 1, 18-25>>
El pecado continua en aquellos que siguen con la duda de José y la siguen desarrollando, según la razón del hombre, en rechazar la virginidad de María y afirmar que ella tuvo más hijos luego de Jesús, destruyendo el compromiso con la Iglesia, atacándola y haciendo que otros también la ataquen como si la Iglesia fuese una adúltera que debe morir apedreada en función de una ley que ha sido superada por la fe y no conoce el amor. Leer Hech. 9, 1-6>>
Ella solo tuvo un hijo, que se entregó por nosotros, se dio a nosotros; entonces su madre lo busca a Él entre nosotros. Por eso, no la rechaces, déjala vivir contigo, pues ella busca en ti a Jesús, y si no está en ti, te ayudará a encontrarlo para que en ti vuelva a nacer, para que seas igual que él, para nuestro bien, para consuelo suyo y para gloria de Dios nuestro Señor. Amén.


Presencia de María (ingresando su imagen o acercándose a ella)

- Porque eres inmaculada, sin pecados concebida.
Dios te Salve María…
- Porque Dios te ha llenado con su Gracia.
Dios te Salve María…
- Porque el Espíritu Santo descendió sobre ti.
Dios te Salve María…
- Porque el Poder del Altísimo te cubrió con su Sombra.
Dios te Salve María…
- Porque le dijiste sí, al Señor.
Dios te Salve María…
- Porque el verbo de Dios en ti se hizo carne.
Dios te Salve María…
- Porque al pie de la cruz, Jesús te convirtió en Madre de Todos los Hombres.
Dios te Salve María…
Mt. 3, 1-12
En aquel tiempo se presentó Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: «Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca». A él se refería el profeta Isaías cuando dijo: “Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos”. Juan tenía una túnica de pelos de camello y un cinturón de cuero, y se alimentaba con langostas y miel silvestre. La gente de Jerusalén, de toda la Judea y de toda la región del Jordán iba a su encuentro, y se hacía bautizar por él en las aguas del Jordán, confesando sus pecados. Al ver que muchos fariseos y saduceos se acercaban a recibir su bautismo, Juan les dijo: «Raza de víboras, ¿quién les enseñó a escapar de la ira de Dios que se acerca? Produzcan el fruto de una sincera conversión, y no se contenten con decir: “Tenemos por padre a Abraham”. Porque yo les digo que de estas piedras Dios puede hacer surgir hijos de Abraham. El hacha ya está puesta a la raíz de los árboles: el árbol que no produce buen fruto será cortado y arrojado al fuego. Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla y limpiará su era: recogerá su trigo en el granero y quemará la paja en un fuego inextinguible».

Conversión del mundo
  1. Conciencia del pecado>>; Dios nos ilumina según el Espíritu Santo mostrando nuestra realidad de pecadores. Es la luz, como a Saulo>>, que nos muestra nuestra propia realidad (examen de conciencia).
  2. Arrepentimiento de todos nuestros pecados. Dios derrama en nosotros su amor invitándonos a volver a Él; entonces experimentamos y sentimos el dolor de haberlo ofendido; sentimos el dolor por nuestros pecados.>>
  3. Pedimos perdón, nos acercamos al Sacramento de la reconciliación>>, confesando todos nuestros pecados, proponiendo reparar>> todos los daños que hemos hecho y de no volver a causarlos. Proponemos no volver a caer en el pecado. Renunciamos al mal y a todas sus consecuencias renovando aquí nuestro bautismo y promesas bautismales, iniciando un nuevo tiempo de conversión.
  4. Iniciamos los pasos, 1 al 5, de conversión de María, o conversión de los santos, experimentando gozo, fe, respuesta de amor a Dios y a nuestros hermanos; esperanza; dolor y gloria.
Si no cumplimos el objetivo de santidad, la gloria de la resurrección como último paso, debemos comenzar nuevamente todo desde el principio. El pecado destruye todo lo edificado y nos aparta de Dios. Significa que la conversión debe ser para toda la vida, pues de no ser así, no tiene sentido iniciarla. Leer: Lc. 9, 59-62>>; También: Lc. 9, 23-26>>
El camino es muy difícil como para transitarlo solo, más aún es imposible, es por ello que nos dejó su Iglesia y su Palabra, su Madre y su Espíritu. Por eso se hizo pan y vino como sacramento>> de alimento, remedio, caridad, bondad, misericordia, y se expone ante nosotros invitándonos continuamente a una nueva conversión para poder así retomar el camino que nos lleva al Padre y compartir con Él su gloria y Reino Eterno. Amén. Señales en el camino de conversión cristiana - La Verónica
“Nace tu nombre entre la gente que primero vio cuando tú te abrías el paso. Tu nombre nació de aquel al que estabas mirando”. Juan Pablo II. Antes eras alguien más de la masa, uno más del montón, sin identidad, sin esperanza… pero cuando pones tu mirada en Jesús y te abres paso hacia Él, entonces te distingues ante los demás, los otros te miran; te miran porque haces algo diferente que despierta curiosidad entre la muchedumbre; comienzas a tener “personalidad cristiana”, nace tu nombre entre la gente porque caminas con la mirada fija en Cristo; Nació tu nombre de aquel al que, mientras caminabas, tú lo estabas mirando. Ahora ya no eres más de la masa. Ahora ya eres alguien, alguien con personalidad, con identidad; alguien con personalidad cristiana cuyo nombre figura en el libro de la vida, tan solo por mantener siempre fija tu mirada en Jesús mientras caminas hacia Él. Esto significa conversión cristiana.
- Jesús se encuentra con su madre
Ella estaba al borde del camino esperando a su hijo que venía con la cruz. Cristo se encuentra con ella comunicándose en el silencio de sus miradas; ella estaba allí, quizás como un manantial de agua fresca que espera al sediento caminante, con dolor, con el corazón traspasado por una lanza, con lágrimas de sangre, con sufrimiento que se suma al sufrimiento redentor de su hijo como un modo de cargar también el peso de la cruz. Ella consuela a su sufriente y cansado hijo; el hijo consuela a su madre y carga también con su dolor… María se transforma en el signo decisivo y determinante del camino de Cristo, si ella no está presente en el camino del cristiano, entonces, existe la certeza que ese camino no es del Cristo verdadero, aunque se le parezca, aunque también lleve una cruz, aunque también se llame Jesús… pues habían muchos crucificados, con barbas y delgados, muchos Jesús; pero aunque puedan hacerte algunos favores ninguno de ellos pueden redimirte, ninguno de ellos pueden darte salvación.
Solo podrá salvarte aquel que está en el camino donde está presente María, su madre.
Ella también está al pie de su cruz. Leer Jn. 19, 25-27>> Significa que el cristiano que no reza con María no le está rezando al verdadero Jesús, sino a algún otro que por aspecto externo se le parece, pero este no podrá ayudarte.
María es signo imprescindible de conversión.
Donde está Cristo está María. Donde está María está Cristo. Si María no se encuentra donde tú estás, entonces revisa a tu cristo, seguro que ese cristo no es el Cristo de Verdad.
* Leer también: He aquí a tu hijo>>
Jesús dijo:“Yo soy el camino, la verdad y la vida”
  • Camino, también significa método, ambos tienen la misma raíz en el griego “hodos”; es como si te dijera “Yo soy el método”.
  • Verdad, significa que todas las cosas tienen consistencia en Cristo; negar esto sería la mentira (relativismo, secularismo).
  • Cuando Jesús dice Yo soy la vida, es como si te dijera: “Si tú me sigues experimentarás una plenitud de sentimientos y una intensidad de vivencia que jamás imaginaste”.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo; como era en el principio, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén. Citas de Referencia:

La conversión de María
Este hecho es un caso muy especial, María no necesitó jamás convertirse, al modo que nosotros entendemos el concepto de conversión de los pecadores, por motivo de haber nacido inmaculada, sin pecado concebida, santa por designio de Dios. Ella ya estaba en Dios desde su concepción, llena de gracia, pura y sin mancha del pecado original. Ella fue creada y nació para Cristo, ya estaba orientada hacia él desde siempre. Aquí solo se plantea el hecho de un tipo de conversión muy particular de aquellos que ya están en Dios; es una conversión que se interpreta más como un cambio de misión en la vida de aquellos que ya están caminando en la santidad; de aquellos que ya están caminando con Cristo. Este tipo de conversión más bien se interpreta como nuevos cambios en la vida de los santos por seguir a un Cristo dinámico que se mueve continuamente exigiendo siempre nuevos desafíos de renuncia a todo tipo de proyectos personales en su totalidad entregando el ciento por ciento a Cristo. Dejar todo por Cristo no es un hecho que se realiza en un solo paso, sino una seguidilla de pasos que exigen tomar decisiones de desapegos continuamente. María, en principio, tenía planes de casamiento con José, iba a formar una familia. Esto marca una dirección en su vida, pero luego aparece el Ángel Gabriel y le anuncia otro camino, un camino diferente al que tenía planeado porque ella no sabía que sería la Madre del Salvador, por lo tanto cuando ella acepta dando el “sí” a Dios, en este momento se produce un cambio radical de su vida que marca el primer paso de su conversión, desde el punto de vista de la misión y no desde el pecado. Luego de esto y durante el crecimiento de Jesús, ella debe ir adaptándose continuamente a las novedades que presentaba su hijo en los momentos de gozo, de fe, de dolor, de gloria. Al principio el Niño Jesús debía seguirla a ella, pero luego ella comienza a seguir al Joven Jesús, marcando otro paso de conversión que nada tiene que ver con el pecado. Cada paso de cambio de vida significa conversión, independientemente del estado de vida anterior, pues convertir significa girar, rotar, cambiar la vista a otra dirección. María iba logrando todo esto desde la bondad, desde su santidad. Ella es el ejemplo que debemos imitar. Recordando Lc. 11, 27-28: “Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: «¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!». Jesús le respondió: «Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican»”. Esto significa que nosotros no podemos imitar a María en ser su madre sino en guardar y cumplir la voluntad de Dios. Regresar>>
Lc. 1, 26-38
En el sexto mes, el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: «¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». María dijo al Ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios». María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho». Y el Ángel se alejó. Regresar>>
Mt. 1, 18-25
Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros». Al despertar, José hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa, y sin que hubieran hecho vida en común, ella dio a luz un hijo, y él le puso el nombre de Jesús. Regresar>>
Hech. 9, 1-6
Saulo, que todavía respiraba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de traer encadenados a Jerusalén a los seguidores del Camino del Señor que encontrara, hombres o mujeres. Y mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, una luz que venía del cielo lo envolvió de improviso con su resplandor. Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». Él preguntó: «¿Quién eres tú, Señor?». «Yo soy Jesús, a quien tú persigues, le respondió la voz. Ahora levántate, y entra en la ciudad: allí te dirán qué debes hacer». Regresar>>
Lc. 9, 59-62
Y dijo a otro: «Sígueme». Él respondió: «Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre». Pero Jesús le respondió: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios». Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos». Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios». Regresar>>
Lc. 9, 23-26
Después dijo a todos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá y el que pierda su vida por mí, la salvará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si pierde y arruina su vida? Porque si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria del Padre y de los santos ángeles. Regresar>>
Jn. 19, 25-27
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Regresar>>
Oración de contrición:
"No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido, muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara, y aunque no hubiera infierno, te temiera. No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera." Regresar>>

1 comentario:

  1. Hasta ahora me es un poco dificil entender como nuestros hermanos separados rechazan tanto a la Virgen Maria,pues a ellos se les puede comentar sobre Salomon,David,Moises etc pero cuando le hablas de la Virgen Maria la recahazan.Cierto dia me encontre con un hermano separado amigo mio y cuando le empece a hablar sobre la Virgen Maria la rechazo, yo le dije bueno si no quieres que heblemos de Maria, entonces olvidemonos de las mujeres y hablame del pecado sin la intervencion de Eva y hablame de la salvacion sin la encarnacion de Jesus en Maria, no supo que decirme.Me alegra poder haber encontrado tu blog y tus comentarios exelentes sobre las Virgen Maria.Dios te bendiga.

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