sábado, 22 de octubre de 2011

Cenizas del Volcán

-Madre soltera, ¿un nuevo estado civil, una realidad que denuncia injusticia, una discriminación?
-Coherencia y cohesión, expresiones que delatan corrupción.
-La naturaleza también nos enseña, está llena de significados cuando el pueblo pierde el significado de ser.
Tres artículos, para pensar, propuestos por una mujer que no se deja seducir por un presente lleno de nuevas raíces culturales, sociales y políticas. Tres pensamientos diferentes que denuncian una realidad presente como profecía de una realidad no deseada en un futuro inmediato. Son tres diferencias que muestran una sola realidad diferente y al mismo tiempo peligrosa. ¿Podemos vivir el presente distraídos justificando cualquier cosa a cambio de una mera sensación de placer? (Juan C. Starchevich).

Stella Maris Romaña


A propósito de la coherencia
Término que despierta interés, como si a nuestra herencia se uniera, una conexión lógica que une unas cosas con otras.
Como toda incertidumbre me pregunto si tiene que ver con uno mismo o con las acciones que uno realiza y las relaciona con otras.

El caso es que analizar semánticamente el término me remite a identificar al Chaco de hoy como una provincia floreciente y sin preocupaciones económicas. Basta con observar la profusa campaña electoral, con sus gigantografías y carteles, sus puestos promocionando a los candidatos de cada partido, especialmente de dos, los encuentros espectaculares en la que se lucen artistas de primera, se sortean objetos de valor y servicios de catering.

Mientras tanto, los desocupados hacen marchas en pos de sus derechos, un joven mata a otro, la canasta familiar es cada día más inaccesible, comer carne es un festín de reyes, los lácteos están cada vez más caros, las verduras y frutas también.

El Chaco merece más, con Aída es más, y la co-herencia es una co-gestión en la que la dirigencia está pensando si hay cohesión en las filas de cada uno. Me pregunto ¿Será que Doña Semántica se olvidó de conceptualizar a la Coherencia por eso no hay cohesión?


Cuando el adjetivo calificativo discrimina
A veces hasta el mejor de los propósitos sucumbe ante el mensaje verbal.

El diálogo entre amigos y conocidos permite ciertas licencias en el uso de las palabras; no así cuando se trata de manifestar una propuesta ante una nutrida concurrencia.

De hecho en política el dirigente debe observar la regla de que la propuesta es para todos no para un sector.

Posiblemente la euforia del momento no permita discernir con claridad y el anuncio de proyectos especiales para madres solteras, lejos de beneficiar , ataca psicológicamente la autoestima de la mujer, discriminando, más que beneficiando y por extensión vulnera un principio de honestidad en el hombre que desatiende sus responsabilidades de padre.

Madre no acepta adjetivos calificativos, puesto que la mujer aún no concibiendo guarda en su seno tal carácter y función, puesto que así fue concebida. El hecho de dar a luz se concreta, más allá de las diferencias de un parto normal o inducido, de manera universal.

Y el título de madre lo da el hijo no el padre, por lo tanto referirse a una madre como madre soltera, lejos de calificar, discrimina peyorativamente, etiquetando al niño con una carencia que lesiona sus posibilidades

Un reconocido político de nuestra provincia, el Escribano Deolindo Felipe Bittel decía que todo político en uso de la palabra en la tribuna debía comportarse como un maestro, enseñando con la palabra.

Nuestro Gobernador, ha puesto en marcha un proyecto de salud que dignifica a la mujer en su esencia de madre y no lo escuché hablar que estuviera dirigido a madre soltera, casada, o divorciada.

Pese a la buena voluntad, acostumbrémonos a usar los adjetivos calificativos sin discriminar, es la forma de entendernos cuando hablamos y tejer con hilos de oro la buena convivencia con nuestros semejantes.


Cenizas del Volcán
Mi padre, una persona que tenía el hábito de conversar mientras tomaba un mate, como reflexionando en voz alta, me decía mientras miraba el palomar que cuidaba en mi casa, “hija, cuando tengas algún problema, mira la naturaleza, allí, encontrarás la solución.” Como todo pensamiento, síntesis de experiencias personales, no lo entendí; a pesar de ello, sus palabras quedaron en mi subconsciente para recordar cuando tenía situaciones que no podía resolver.

Con el paso del tiempo, la observación de la naturaleza y sus ciclos, comprendí el significado de las reflexiones de mi padre , y hoy ante las situaciones sociales que vivimos, y los cambios que se producen en nuestra tierra me pregunto ¿Qué nos indican las cenizas del volcán?. ¿Qué no somos capaces de ver, para ser mejores y vivir mejor?

El primer título del ser humano es ser persona, lo que más se aprecia es ser buena persona y lo que nos conecta con el mundo son los sentidos, el tacto, el olfato, la vista y el oír. Nuestros sentidos requieren un aprendizaje que se hace más importante cuando sabemos usarlos, y saber escuchar y ver son los más importantes para comprender al prójimo y encontrar los caminos que nos relacionan con el todo. Si no aprendemos a usarlos no sabremos descubrir nuestra misión en el mundo y las cenizas nos sepultarán invariablemente.

La alegría de ser y de vivir, no son conceptos con sentido en sí mismo, ese manojo de preguntas que no nos hacemos ¿QUIEN SOY?, ¿CÓMO SOY? ¿QUE QUIERO? , además de relacionarnos con el medio y nuestras circunstancias y conectarnos con el prójimo, son las que les dan sentido, y cuando no somos capaces de cuestionarnos, el camino más simple para ser manipulados es resignando nuestras responsabilidades sobre nuestra propia vida primero, y sobre las decisiones de conjunto que como sociedad nos toca tomar. Es así que en esta falta de exploración de nuestro propio ser tampoco somos capaces de plantearnos un COMO en desmedro de nuestro prójimo y de nuestra propia satisfacción de sentirnos sanamente felices.

Desentendiéndonos de todo compromiso con nuestros semejantes y desligándonos de las consecuencias de nuestras acciones creamos una sociedad sin responsabilidades sin principios constructivos y sin valores satisfactorios para ser buenas personas.

Lo cotidiano del presente, distrae nuestra capacidad de recordar construcciones básicas de nuestros antecesores en pos de una mejor ciudad y sociedad, y las sobrevaloración de los derechos individuales sin normas que establezcan los deberes que de ellos surjan, no igualan, restan equidad a todo manejo de la cosa pública.

El respeto hacia el ser humano, es permanentemente agredido, y las instituciones carecen de autoridad para poner límites, mientras que la justicia se ciñe a la probación del delito, sin brindar respaldo suficiente a la víctima en honor a la duda.

Honrar la vida es ser consistente en nuestro accionar, con el pensamiento y espíritu y en eso tiene mucho que ver la familia, la escuela y por sobre todas las cosas el Estado.

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