viernes, 16 de agosto de 2024

Concepción de Jesucristo

    Una concepción natural en un ser viviente se origina mediante un óvulo (femenino) y un esperma (masculino), que cambia de nombre según la especie viviente, sea humano, animal o vegetal, siguiendo las reglas particulares para cada caso.

    En el caso humano consiste en introducir un espermatozoide capaz de fecundar un óvulo en la mujer. De miles de espermatozoides, solo uno llega al óvulo y lo fecunda; aquí se origina la concepción, pero existe un tercer elemento que participa con los otros dos, el espíritu humano, haciendo en conjunto una sola cosa, un ser humano, indivisible e inseparable.

    En el inicio de la concepción nace el alma o las almas, si acaso nos referimos al alma de la carne y al alma del espíritu, son dos que hacen un solo ser humano.

    El alma de la carne es aquella que le da vida a la carne, se dice que es la sangre. Alma temporal.

    El alma del espíritu es donde habita el espíritu y las cosas espirituales, haciendo al alma eterna.

    El alma de la carne, la sangre, la tiene todo ser viviente, incluso los vegetales, conocido como savia.

    El alma del espíritu solo la tienen los seres humanos y ningún otro ser viviente. Es lo que le permite trascender evolucionando a ser cada vez más humano, hacia la perfección, o involucionar animalizándose tomando un camino retorcido diferente a los animales existentes. Este sería un animal con alma, pero corrompida o sea una bestia.

Concepción humana

    El pene (masculino), ingresa en la vagina (femenino), como instrumento portador de espermatozoides, de los cuales, uno solo de ellos fertiliza a un óvulo femenino.

    El pene es el instrumento natural para esto, pero no es el único, porque también se puede lograr artificialmente usando la vagina como vía, pero no es la única, podría ir por otra vía, siempre y cuando un espermatozoide logre llegar al óvulo y lo fecunde.

    Hasta aquí podemos notar que es posible fecundar al óvulo sin que la mujer pierda su virginidad. Método artificial que no usa la vagina como vía ni el pene como vehículo portador.

    Son necesarios tres elementos: un óvulo, un espermatozoide y un espíritu. La mujer colabora con el óvulo, el hombre con el espermatozoide y la naturaleza de la creación colabora con el espíritu.

    En la concepción humana se originan la carne con su alma (carnal) y el alma espiritual, haciendo de estos dos uno solo con cuerpo y alma. Un solo y único ser humano compuesto de un cuerpo y un alma.

Concepción Divina

    Dios Hijo es Espíritu, al igual que Dios Padre, por lo tanto aquí está el Espíritu de Jesucristo, que es el mismo Dios Hijo.

    El óvulo es de María, la Virgen.

    Solo hace falta el elemento masculino que fecunde ese óvulo. Esto es lo que aporta el Espíritu Santo usando una vía, no necesariamente vaginal, para fecundar ese óvulo. Pudo haber sido por el mismo vientre o simplemente, sin usar alguna vía. Recordemos que quién hizo esto es el mismo Espíritu que hizo la creación del cielo, la tierra, el mar y todo lo que los llena.

    Con la acción del Espíritu Santo y el poder de Dios Padre, ya tenemos los tres elementos: óvulo, elemento fecundador y espíritu (Dios Hijo).

    Con estos se genera la persona de Jesucristo compuesto por el alma carnal y el alma espiritual, haciendo un solo Hombre de carne humana y espíritu de Dios. De este modo Dios se hace Hombre.

    Tanto la carne como el alma espiritual comienzan su concepción desarrollándose hasta formar un niño que necesitará alimentos y cuidados como cualquier otro niño. El espíritu de este niño es Dios Hijo, tal como está en el cielo y no necesita desarrollo ni crecimiento alguno. Los únicos que necesitan desarrollo y crecimiento son la carne y el alma (espiritual), y así van creciendo hasta lograr su madurez como persona.

    De este modo Dios Hijo se convierte en Jesucristo. El Hijo de Dios.

    ¿Cómo salió del vientre de María en su nacimiento? Seguramente, del mismo modo en que entró, conservando a su Madre siempre virgen.

    Lo dice el profeta Isaías en el capítulo 7, versículo 14: “Una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Emanuel (Dios con nosotros)”, profetizado varios siglos antes de Cristo.

    Significa que María es virgen antes del parto, durante el parto y después del parto. Siendo esta la señal que Dios dio al mundo de la llegada del Mesías.

    No hay duda que Jesús es el Hijo de Dios y María, siempre virgen.

    La virginidad de María prueba la legitimidad de que Jesús es el Mesías y Jesús Mesías prueba la virginidad de María.

Amén.

Juan C. Starchevich

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Si tiene inconvenientes para comentar, me envían el comentario al siguiente correo: jcsingc@gmail.com y yo se lo publicaré.