Vivimos un tiempo en el que no solo existe un vacío conceptual en la función de nuestras instituciones, sino también existe una discrepancia entre el concepto peronista de compañero y el vacío emocional del compañero peronista de hoy.
Si recordamos que “para un peronista no hay nadie mejor que otro peronista” ¿debemos acordar que la familia peronista se fue, murió, desapareció?, ¿qué pasó? Transitamos un nuevo milenio y la problemática social argentina se descubre con los mismos problemas e inconvenientes, con las mismas necesidades e injusticias que hace más de medio siglo atrás.
En ese tiempo se hablaba de la oligarquía gobernante, explotadora y egoísta que sólo observaba y resolvía sus asuntos en detrimento de un pueblo con poco trabajo, escasa educación y pocas opciones de garantías y derechos sociales.
Hoy tenemos leyes, dirigentes elegidos por el voto popular, dicen ser peronistas pero parecen alejados de la doctrina peronista, dejando de lado a valiosos compañeros militantes y trabajadores.
En una provincia empobrecida como la nuestra, donde las fuentes de trabajo son inexistentes, donde el desocupado vive pendiente de un plan estatal que reemplaza a la dignidad de un ciudadano trabajador, es necesario rescatar el virtuoso concepto de Compañero, que no es más que aquel que parte el pan en tantos trozos como bocas lo necesiten, el pan del amor, del regocijo espiritual, del doliente y necesitado.
¿Les parece mucho trabajo? Volvamos al pasado y recordemos la obra de Evita y Juan Propongámonos y trabajemos juntos y unidos, busquemos la salida con creatividad y fe Rescatemos al compañero peronista.
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