martes, 26 de abril de 2011

La oscuridad de una curiosa noche

por Juan C. Starchevich

El viernes pasado, mediante una invitación, he disertado un tema en un local que presentó un auditorio plenamente masculino; era un taller exclusivamente para hombres donde se trataban temas que hacen a la responsabilidad y a la vida misma de las personas; aún así no estuvo ausente la generosidad femenina que voluntariamente accedieron a brindarnos apoyo en el servicio de unas exquisitas comidas con el fin que los que estaban en ese taller pudieran concentrarse, pensar, estar atentos y prontos a tomar decisiones con la mente libre y el estómago satisfecho.

Tenía varios modos de comenzar mi alocución, aún así preferí hacerlo desde el punto de vista de mi accidente por ser tan notable mi acceso con muletas y la necesidad de colocar una silla para apoyar mi rodilla y entonces poder sostenerme de pie dejando mis manos libres frente al micrófono y un curioso auditorio que se habían retirado momentáneamente de sus cosas personales y familiares para alimentarse de algo muy escaso o nulo en esta sociedad presente.

Comencé diciendo que esto me pasa por querer caminar en la oscuridad. He subido y bajado tantas veces por día la escalera de mi casa que ya la conocía de memoria, siendo que además de eso en muchas ocasiones lo he hecho casi corriendo sin presentar ningún inconveniente. Entonces subí con total confianza en total oscuridad y sin tomarme de la pared como referencia pero en la curva del descanso dudé y allí fue cuando sufrí mi quebradura del talón.

Esto es un hermoso ejemplo que lo podemos aplicar a la vida, porque muchas veces anteponemos la experiencia ante la luz pensando que podemos transitar sin inconvenientes en la oscuridad, sin darnos cuenta que la experiencia no es luz suficiente que pueda alumbrar nuestro caminar en la vida porque la novedad o la duda con mucha facilidad la ponen fuera de combate, y a veces en los momentos más importantes de nuestra vida.

La confianza[1] es lo primero que traiciona al caminante cuando falta la luz, ella es la peor compañera cuando se camina en la oscuridad. La experiencia es como un falso guía que conoce solo un aspecto del camino y, en vez de enseñarte, lo va descubriendo paso a paso con vos… En la oscuridad siempre estás solo, sin poder confiar en alguien, pues todo es aparente, todo es relativo.

La oscuridad es muy simple detectarla; con una simple mirada nos damos cuenta perfectamente si un lugar está iluminado o completamente oscuro, y entonces nos conducimos conforme a cada una de ellas.

El problema está en la otra oscuridad, esa que no se registra con los ojos, esa que está dentro de uno mismo, esa que nos pasa desapercibida a tal punto de hacernos creer que no existe. Esa que cuando por su causa te ocurre un accidente no es posible enyesar la fractura. Es una curiosa noche que no muestra oscuridad a simple vista.

Muchas veces decimos y oímos que la calle es una escuela de la vida, que es una maestra que te enseña; esto es muy cierto porque hace ganar muchas experiencias, pero lo que no se dan cuenta es que no da sabiduría.

La escuela que da la calle no enseña a detectar la oscuridad, porque vive en el seno de ella, pertenece a ella y no conoce la luz.


¿Cómo detecto esa oscuridad que no se puede apreciar con los ojos?

Tomemos algunos ejemplos:
Imaginemos que alguien viene desde afuera, donde hay una espléndida luz solar, con un papel de color amarillo -este es el color verdadero por ser el que se muestra en presencia de la luz blanca emitida por la luz del sol-, pero va ingresando en un ambiente con poca iluminación donde hay dos personas que miran ese papel y afirman que es de color verde claro burlándose de quien lo ha presentado como amarillo; sigue ingresando en otro ambiente con menos luz que el anterior donde se encuentran diez personas que afirman, aseguran y juran que ese papel es de color gris medio y no amarillo; más adentro estaban cincuenta personas que afirmaban mostrándose entre ellos, como evidencia tangible y perfectamente a la vista, que ese papel es de color gris oscuro. Más adentro lo ven negro; y más adentro, donde solo había oscuridad, negaban la existencia.

Cuando se hace la asamblea general, cada cual desde su sitio, discutía con gran fervor el color de ese papel sin poderse poner de acuerdo.

Cada grupo, como no se han puesto de acuerdo, ha dicho:
  • Ese es tu punto de vista, esa es tu verdad; yo tengo mi punto de vista que es mi verdad. No existe la verdad absoluta, todo es relativo y depende de los distintos puntos de vista...
  • -¡Votemos por mayoría!,- decidiendo finalmente que el papel es de color gris oscuro, con la primera minoría que votó por negro, y una segunda que negaba su existencia. El resto que lo veían gris claro eran adherentes, y los que afirmaban amarillo, unos subversivos.
De este modo nace el relativismo y el pluralismo.
Cada persona que presenta grados de oscuridad ve la vida de un modo diferente y no alcanza a ver todos los detalles que la vida presenta, entonces hace un juicio de valores que no corresponde a la realidad de las cosas.

Solo la luz muestra la realidad de las cosas marcando una sola verdad, pues si hubiesen salido todos hacia afuera, ante la luz solar, hubiesen visto todos, el color amarillo y algunas letras que en la oscuridad no se notaban, como así también algunos aspectos estéticos del papel, entre otras cosas que están presentes y solo en plena luz se distinguen.
  • La oscuridad es madre del relativismo, que significa la mentira.
  • La verdad solo se encuentra en la luz, en la luz plena.



¿Cómo me doy cuenta si vivo en la luz o en la oscuridad?

Esto se nota con los ojos de la razón asistida por la inteligencia, pero dentro de la luz ¡Vaya problema!

Vemos como está el mundo hoy, siendo que para algunos está muy bien, para otros está todo mal, pasando por todos los juicios intermedios, pero ¿cuál de todas es la verdad? La realidad es única. No puede haber muchas verdades dentro de una misma realidad. Una realidad = Una verdad, todo el resto es mentira.

Para conocer la realidad con todos sus detalles debemos salir todos a la luz, pero ¿cuál es esta luz? No es la luz solar, porque dentro de ella vivimos en oscuridad, ¿acaso, no nos damos cuenta?

Necesitamos todos salir a la luz, para descubrirnos a nosotros mismos y a los demás. Solo en la luz podré conocerme realmente como soy y quién soy.

La luz es aquella que puede alumbrar mi alma y disipar toda mi oscuridad interior que hace a mi felicidad.

¡Cuántas personas viven en soledad dentro de un mar de gente! ¡Cuánta gente se suicida por vivir en soledad!

Los distintos grados de oscuridades van enfermando nuestra alma. La oscuridad total es la muerte del alma; ninguna persona puede vivir así, por eso se suicidan aún cuando pueden nadar y sumergirse en su fortuna material.

El mundo -no me refiero al planeta Tierra sino al Poder que gobierna en ella-, es la oscuridad; el mundo es la mentira que arrastra hacia ella a toda la humanidad. La humanidad se ha convertido hacia ella; por mayoría han decidido vivir en “la verdad relativa”, que no es otra cosa que la mentira y pertenece al reino de la oscuridad.

Con suma urgencia debemos convertirnos todos hacia la luz, para vivir en la verdad y ser verdaderamente libres.

Ejemplos de oscuridades:
El aborto, la homosexualidad, corrupción, el donjuanismo, prostitución, secularismo, escepticismo, ateísmo, agnosticismo, ideologías, magias y sus ramas, curanderismos,... entre otras tantas.

Podemos llegar a admitir que la gente que apoya estas cosas quizás no las haga con malas intenciones; y si creen que esto está bien es porque viven en la oscuridad. Tendrían que revisarlas bajo la luz, sin sombras.

Si has llegado hasta aquí, entonces podrías continuar con esto: Conversión a la Luz>>

Nota Ref.:
[1] Referido a la confianza en uno mismo, en la autosuficiencia, en la oscuridad. Solo en la luz se puede confiar, en la luz verdadera, caminando con fe hacia ella en medio de la oscuridad, por ejemplo: Jesús, en Vos confío. Regresar>>

1 comentario:

  1. MUY BUENO TU ARTÍCULO MUY ACERTADAS TUS REFLEXIONES Y MERECE LA PENA, ADEMÁS, DESTACAR QUE SIN LA OSCURIDAD NO TENDRÍAMOS OCASIÓN DE VALORAR LA LUZ, ES LO QUE CARACTERIZA AL YIN Y EL YAN EN SU DIMENSIÓN FUNCIONAL, DE CONTRASTE Y OPUESTO.

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