lunes, 21 de septiembre de 2009

Actitud Docente


Escuchando a docentes desde su ser interior dolido y sin respaldo me doy cuenta de la gran pérdida personal que significa dar sin tener un órgano de contención que desate los conflictos que anidan en su espíritu.
Me pregunto ¿alguien del sistema se ocupa de evaluar la carga emocional y espiritual del docente?, y no con ánimo calificador sino de compromiso con un ser humano que está en permanente contacto con seres humanos de poca edad. Es indudable que es inmanejable esta posibilidad ya que son muchos los docentes de los diferentes niveles. Pero creo necesario recrear una estrategia válida para brindar este servicio al docente, ya que en un alto porcentaje de él depende la calidad de los resultados didáctico-pedagógicos. Y estoy refiriéndome al aspecto más importante del sistema educativo porque estoy hablando del agente primordial sin el que no se cumple su función específica, que es la de enseñar.
El ministerio de educación habla de capacitación y perfeccionamiento, ¿CUÁL?, ¿está hablando de contenidos programáticos?, ¿cómo incluye el bienestar docente?, ¿cuál es el trato que la gestión da al docente? Cuando alguien se ausenta del espacio educativo, pierde de vista la problemática del mismo, ¿cómo evaluar un aspecto del proceso, si el resultado exige el compromiso integral de un ser con cargas espirituales, emocionales, en el que inciden las cuestiones de relaciones y económicas, y a veces de su propia identidad?
Cada vez escucho más a John Lennon "la vida es eso que pasa mientras estamos mirando para otro lado".

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