lunes, 5 de octubre de 2009

Un yerno que la tiene clara

Gentileza: Maryly
Un muchacho tocó a la puerta de la casa de su novia. Abrió el padre de la chica y preguntó:

-¿Qué desea joven?

-Verá señor... vengo a hablar con usted de su hija Marta...

-Pase... Vayamos adentro y ahí me cuenta.

Se sientan uno frente a otro en el living y el padre dice:

-Bien, adelante...

El joven, muy decidido respondió:

-Quiero comunicarle que a su hija y a mí nos gustaría compartir nuestras vidas... Nos queremos casar.

El padre sonrió y dijo:

-Está muy bien eso de casarse... pero cuénteme muchacho ¿cuenta con un ingreso digno como para mantener el nivel de vida al que mi hija está acostumbrada y el de los niños que puedan venir en ese matrimonio?

El muchacho, con todo el aplomo del mundo contestó:

-Aunque soy Ingeniero recibido, actualmente no gano mucho. Sin embargo, su hija me comentó lo que ganan su esposa y usted, por lo cual confío en tener una pequeña ayuda de ustedes para pagar los gastos menores... teléfono, gas, luz y supermercado...

Un poco sorprendido por la respuesta, el padre siguió indagando:

-¿Piensan comprar un departamento o una casa?... ¿o prefieren alquilar?...

El joven, con mirada inocente contestó:

-Así como antes le pedí una pequeña ayuda para poder ir viviendo, hemos pensado que como su casa es muy grande y pueden vivir en ella varias personas, no es necesario que compremos o alquilemos... Queremos vivir en esta casa con ustedes.

El padre, ya totalmente desconcertado, preguntó:

-Y dígame... ¿Tiene auto?...

El joven sonrió y dijo:

-No. Pero hemos pensado que como ustedes tienen dos autos y una camioneta, para qué vamos a comprar... Usted nos deja uno de sus autos y así no necesitamos gastar en otro.

En ese momento, entró al living la madre de la chica y mirando primero al joven y después a su esposo, preguntó cordialmente:

-¿Se puede saber de qué están hablando?

Su esposo respondió:

-Hola querida, qué bueno que llegaste. Te presento al señor árbitro, que pretende ser el futuro marido de Martita.

El joven, desconcertado y un poco molesto, preguntó:

-Oiga... ¿Por qué me llama "señor árbitro"?

A lo que el padre contestó con mucha calma:?

-Bueno, grandísimo hijo de puta... ¿cómo mierda querés que te llame si hasta ahora lo único que vas a poner es el pito!

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