miércoles, 28 de octubre de 2009

El Amor

por Juan C. Starchevich

Amor, tan necesario, tan buscado, que cuando no se lo encuentra se le atribuyen significados muy ajenos a su verdadera realidad. Se necesita al amor, se quiere vivir en él ¡a toda costa!, ¡si no lo encuentro, que me encuentre!, si no lo consigo quiero que lo que vivo lo sea. Quiero vivir la verdad, en verdad. Quiero amar y que me amen, quiero vivir el amor. ¿Quién me enseña su significado? ¿Qué es el amor? Sé que si estoy en él, entonces, mi vida tendrá significado.

“Tres cosas tiene el amor que no se pueden olvidar: que Dios nos amó primero, que hay que darse por entero, y ponerse a caminar”… (Canción, Encuentro Continental de Jóvenes)

El amor es la verdad; el amor puro es ¡la verdad absoluta! Es el soplo de vida que espera en la respuesta del hombre. Cuando la respuesta del hombre coincida con el soplo de vida entonces tendremos al hombre verdadero; por lo tanto aquí podemos afirmar con toda seguridad que el hombre verdadero es aquel que ama de verdad.

Quién ama de verdad es como el papá y la mamá de los demás así solo tenga quince años.

El amor te eleva a un plano superior, te saca de lo normal, se procura el bien del otro y se vigila con humildad, lo hace más responsable.

El amor es responsabilidad, es cuidado del otro. Procura que el otro triunfe en la vida pues el que ama ya lo ha hecho.

El amor es generoso, el que ama da y se da a los demás.
Un docente que encuentra que toda su comunidad ya sabe todo lo que él les puede enseñar, se sentiría demás, lo que este tiene no es útil, lo que tiene “no sirve”. Tendría que abrirse a otros caminos, prepararse en otra cosa. Pero, ¡qué alegría la de aquel docente que está inserto en una comunidad de ignorantes!, está en su campo de acción, tiene mucho para dar, “sirve”. El amor es una actitud de servicio. Ocurre lo mismo con el médico y los enfermos, con los constructores y la falta de viviendas. El hombre, solo se realiza en su propia vocación de servicio. El amor es realizarse como persona.
El honesto siente mucha alegría en este mundo de tanta corrupción, dispone de un gran campo de acción y lo trabaja con entusiasmo, se compromete. Pero si acaso no lo hace, tal vez él también sea corrupto, con la diferencia que no le han tocado responsabilidades que se lo muestren con mayor claridad.

Cuando sos joven y encontrás la mujer de tus sueños, y en este caso, se te ocurre que en el futuro se transformaría en la madre de tus hijos, que sería tu esposa durante toda tu vida. ¿Qué harías con ella? ¿La precipitarías en lo inmediato? El hombre debe prepararse para la mujer y la mujer para el hombre. El amor es responsabilidad, es respeto, es saber esperar, es saber construir, es edificarse a sí mismo para saber darse a los demás. De este modo vamos configurando la moral que significa “modo de amar”.

Si al amor le incorporamos un poco de egoísmo, el amor se convierte en un gran egoísmo, es un egoísmo con apariencia de amor. El amor es muy poderoso pero, al mismo tiempo, muy delicado y muy celoso de sí mismo, necesita toda su pureza para manifestar su poder.

Un ejemplo:
Un reloj que dispone de dos agujas, una corta que indica la hora y una larga mostrando los minutos, vemos que en cada vuelta completa del minutero la aguja corta se ha trasladado una hora; por cada paso de la aguja larga da un paso muy pequeño y a veces inapreciable la horaria. Esto significa que la aguja horaria “es solidaria” a la de los minutos. ¿Qué ocurriría si la horaria se moviese en forma independiente? El reloj nos daría la hora errónea, estaría funcionando mal “sesenta minutos ya no sería igual a una hora”. Ocurre que la horaria se cree limitada en sus derechos, y mientras al minutero se le permite dar toda una vuelta a ella apenas se le permite un poco, desconoce su realidad y piensa que es menos importante que la otra. Quiere una vida de justicia y de igualdad y piensa que la están engañando. Quiere ser libre pero se siente condicionada por la otra aguja…
Humildad significa conocer su propia realidad, la realidad de los otros y actuar en consecuencia. Soberbia es ignorancia que impulsa a actuar con necedad, aunque busca camuflarse bajo el manto de humildad invocando la justicia, el derecho y la mentira.

El reloj no conoce el amor, entonces le han obligado su funcionamiento. Sin embargo el hombre como una pequeña aguja del conjunto del gran reloj de la vida llamada comunidad, llamada pueblo, se da cuenta que el amor es solidaridad, es moverse en función de los otros en forma precisa y según su propia condición.

El deterioro social, el individualismo, la cultura de la mentira, muestran una sola cosa: falta de amor. Hay que arreglar el reloj, debemos construir la comunidad organizada desde el amor.

Ámen.
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