Santa Fe, 15 Dic. 09 (AICA)
Recambio en la Legislatura
El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, valoró como “un signo positivo” en la vida institucional del país el reciente recambio legislativo, pero advirtió que el modo en que “hemos llegado a esta instancia nos deja el sabor de que hay algo que aún debemos examinarnos como argentinos, y es lo que llamaría la calidad institucional de nuestra democracia”.
“Esto lo digo con respeto pero con dolor, y cierta sensación de impotencia, al recordar el camino transitado desde el adelanto de las elecciones, pasando por las candidaturas testimoniales, los cambios de pertenencia política después de haber recibido la confianza de un mandato, hasta el clima de agresividad y descalificaciones entre dirigentes, esto no nos hace bien”, precisó.
Tras recordar que “la política es la necesaria mediación entre las ideas y la realidad en la construcción del bien común, y alcanza su expresión mayor en el ejercicio del gobierno; ella reclama virtudes superiores en quienes han asumido la delicada responsabilidad de representar al pueblo”, aseguró que “cuando la palabra se devalúa se empobrece la cultura de una comunidad, porque nos vamos acostumbrando a lo que está mal y perdemos la capacidad moral de reacción y sanción”.
“Sólo el compromiso con la palabra dada y el cumplimiento de las leyes hacen previsible el ordenamiento de una sociedad, ellas son la garantía de una comunidad políticamente madura. En esto los argentinos nos debemos una dosis de humildad para reconocer nuestras fragilidades”, subrayó en su alocución semanal por radio.
El prelado se refirió también a la eficiencia y la ejemplaridad en la gestión de gobierno, a las que consideró “necesarias” y que deben “complementarse para recrear la nobleza de la política y alimentar en los ciudadanos el gusto y el compromiso por lo público”.
“Cuántas veces la llamada eficiencia trata de justificar la falta de ejemplaridad; por otra parte, la ejemplaridad, para ser fecunda en el ejercicio de una función, debe mostrar idoneidad en la materia que trata y logros en su realización. Ni la sola eficiencia, ni la sola ejemplaridad, alcanzan para el buen ejercicio de una tarea”, dijo.
El arzobispo también se refirió a “la fragilidades” que implican la gobernabilidad y la capacidad de generar proyectos, porque “una y otra son necesarias y no hay que contraponerlas.
“La primera mira más al presente, pero no debe quedarse encerrada en lo inmediato, ni en las urgencias electorales. La segunda, en cambio, mira al futuro en cuanto proyecto que necesita de tiempo. Ambas van creando la conciencia y mística de pertenencia a un país donde lo importante no es tanto lo que hoy vemos, sino lo que aún no se ha manifestado, aquello hacia lo cual estamos en camino”, explicó, al tiempo que aseguró que “las políticas de Estado no son patrimonio de un gobierno”.
Asimismo, estimó que “el nuevo escenario parlamentario va a reclamar, sea del gobierno como de la oposición, capacidad de diálogo y sentido de mutua responsabilidad en la gobernabilidad del país, en el marco de independencia de poderes; disponibilidad para instrumentar políticas de estado que trasciendan, por su misma naturaleza, lo breve de una gestión; coherencia de vida y austeridad en la gestión”.
Por último, monseñor Arancedo exhortó a “hacer votos y poner una cuota de confianza, como también de exigencia ciudadana, en este momento que nos toca vivir”, y alentó a saber fortalecer “nuestros lazos de amistad social para prepararnos a celebrar con esperanza y gratitud el Bicentenario de nuestra Patria. Acompañemos con nuestra oración a quienes fueron elegidos para el servicio del Bien Común. Que la fe en Dios, fuente de toda razón y justicia, sea nuevamente principio de paz y de unidad entre todos los argentinos”.+
Texto completo de la alocución
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