sábado, 20 de marzo de 2010

El Hombre del Bicentenario ¿Ideales…? ¿…Ideas?

Por Stella Maris Romaña (Resistencia Chaco)
He leído el blog, y Varela Ojeda hace una descripción concluyente ampliada por Rouco.

No obstante compartir su pormenorizado análisis de la realidad es importante recordar lo lejos que estamos de esa Grecia Antigua, en la que el poder del pueblo se comparecía con los valores de quienes eran los "reconocidos" que aconsejaban sobre la marcha de los asuntos de todos.

Aunque no es mi deseo hacer historia, tan solo viene al caso como referencia ideológica.
Es importante consignar que tanto el hombre como las circunstancias o el contexto social, para ceñirnos al concepto actual, han cambiado y claro está que también ha variado el concepto de democracia.

Reconocer esto es plantear una duda u observancia sobre el HOMBRE DEL BICENTENARIO, ¿qué les pasa al hombre de hoy que se desconoce, filosóficamente hablando, con el hombre del siglo anterior?

Enfrentar el día a día de este siglo en su primera década, no nos sitúa en la lucha por transformarnos y transformar nuestro hábitat para estar en armonía con nosotros mismos y disfrutar junto a nuestro prójimo. La cuestión es el nacimiento de una nueva criatura: EL HOMBRE ISLA, ese, a quien su falta de sensibilidad y compromiso lo convierten en un ser egoísta y temeroso, y por si fuera poco, con mucha ira y resentimiento.

Y apelando al orden establecido, la falta de previsión, de creatividad y de buena voluntad de una dirigencia, que nos administra y a quienes le hemos conferido la potestad de RE-PRE-SENTARNOS, lejos de poner "valor agregado " a la cotidianeidad, crea conflictos, nos enfrenta y descalifica, perdiendo el sentido de la ubicuidad, ante una ciudadanía contemplativa, agobiada e impotente.

La igualdad, la equidad, los derechos individuales, cambian sus parámetros y se acomodan a grupos que ostentan el poder y manejan voluntades sin evaluar, el grado de humanidad con que se ejecutan las acciones.

El valor "tiempo" decae constantemente como la devaluación de la moneda, las largas colas para pagar, cobrar o preguntar, crecen al mismo ritmo, en ellas, niños, jóvenes y ancianos comulgan permanentemente la dosis de degradación y falta de autoestima a las que se someten voluntariamente.

El hombre se observa como un objeto desacreditado, en proceso de elaboración si es joven, y desestimado si es mayor de cincuenta años.

Y ¿donde encuentro al HOMBRE DEL BICENTENARIO? ¿Cuál el modelo a seguir? Ese al que quisiera referenciarme. No, para ser igual, tan solo esto que soy, para ser mejor......cual modelo perfectible, en crecimiento permanente, y,........como dice la canción PARA HONRAR LA VIDA.

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